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PATRIMONIO

La Universidad de Alcalá convertirá en área de lectura un claustro barroco

La Universidad de Alcalá dispondrá el año que viene de 107 nuevos puestos de lectura bastante singulares, ya que las salas que los albergarán estarán situadas en un claustro barroco acristalado y en una antigua iglesia del siglo XVII. Claustro y templo están en el antiguo colegio-convento de Carmen Calzado, un recio edificio situado en el corazón del casco histórico complutense que ahora está vacío y medio derruido en su interior. El presupuesto de la obra ronda los 1.000 millones de pesetas y tiene un plazo de ejecución de 18 meses. Lo previsto es que los trabajos comiencen antes del verano.La concesión de la licencia de obras está pendiente de una reunión entre la institución de enseñanza superior y el Ayuntamiento, según informó este último. Ambos firmaron un convenio en 1991, que reflejaba que el 10% del edificio sería de uso municipal. La Universidad considera que en tal caso tendrán que poner una décima parte del dinero. Ésta es la cuestión que han de aclarar en el encuentro.

El antiguo colegio-convento de Carmen Calzado se empezó a construir en 1640 para albergar a los monjes carmelitas que venían a estudiar a la Universidad de Alcalá. Luego el edificio tuvo diversos usos militares y finalmente quedó vacío.

Piedra y ladrillo

El claustro, que combina en sus columnas y arcos la piedra y el ladrillo, se cerrará y techará con una estructura de cristal, preparada en la parte superior para que el sol no abrase los cogotes de los lectores. En lo referente a la iglesia, se reconstruirá la bóveda de cañón, de la que hoy no queda nada, con lunetos (ventanas en la base de la bóveda) y las mesas se instalarán en dos alturas: el suelo y el alto destinado al antiguo coro. Esta sala será similar a la de la actual biblioteca de Trinitarios, situada a pocos metros y obra del mismo arquitecto, José Luis de la Quintana. Junto a la iglesia había tres capillas cubiertas con cúpulas. Las catas han mostrado que bajo el temple blanco que las cubre hay restos de pinturas murales, que se recuperarán en lo posible.En cuanto al aspecto exterior, la mayor novedad será la recreación de una espadaña de ladrillo que coronaba el tejado a dos aguas de la iglesia, donde podrán trasladarse las cigüeñas que hoy anidan sobre el filo de los muros del inmueble. La espadaña, que tiene una gemela en un convento situado al otro lado de la calle, estuvo allí al menos hasta 1968, como lo atestigua una postal de la calle de Santa Úrsula, fechada en ese año e incluida en la documentación del proyecto. El conjunto contará también con un jardín, estructurado en torno a un estanque, un salón de actos con instalaciones para traducción simultánea y vídeo conferencia y 70 butacas, una sala de exposiciones, despachos, aseos, aulas y un depósito de libros en el sótano.

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