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De "cloaca a cielo abierto" a parque fluvial

El Ayuntamiento de Sabadell se ha propuesto recuperar el río Ripoll, una vía fluvial urbana que durante años ha crecido al margen de la ciudad, ignorada por el consistorio y ocupada por ciudadanos, quienes la han convertido en una especie de segunda residencia, marcando las fronteras de su territorio con somieres, placas de uralita y puertas viejas. Chabolas, huertos, corrales e incluso pequeños zoológicos improvisados conviven con la principal concentración de industrias de tintes y acabados del Estado. Este submundo está a punto de experimentar una metamorfosis para convertirse en un parque fluvial destinado al ocio, el deporte, la agricultura, la industria y la cultura. Al llegar al año 2000, se habrán invertido 5.000 millones de pesetas para salvar un río que, con los años, ha ido degradándose estrepitosamente. Un auténtico basurero Durante años, el río y sus terrazas han sido un auténtico vertedero, destino de lo que la ciudad no quería, incluida la mitad de los residuos orgánicos que produce. El objetivo del Ayuntamiento es salvar un tramo de siete kilómetros del río Ripoll que pasa por el término municipal de Sabadell. Este afluente del Besòs -que nace en el parque natural de Sant Llorenç, pasa por Castellar, Sabadell y Barberà y muere en Montcada i Reixac- es un espacio de bisagra entre el mundo urbano y el rural. Hasta 1996, año en el que el Ayuntamiento creó la Oficina Técnica del Ripoll, no se intervino en esta ciudad paralela. El primer paso para recuperar el río consistió en la elaboración de un diagnóstico, un inventario de todo lo que hay en él, que ahora ha salido a la luz. Hay de todo, según revela el informe: yacimientos paleontológicos y arqueológicos de diferentes épocas, construcciones preindustriales, industriales, agrícolas y religiosas, animales estabularios de todo tipo, etcétera. Lo que no hay es una regulación: muchas de las personas que ocupan el Ripoll no tienen ni licencias de uso ni de construcción. Sin disponer de los permisos necesarios, muchos vecinos guardan a orillas del río animales en condiciones totalmente inadecuadas, desde monos hasta jabalíes, pasando por ovejas, gallinas y conejos. En un primer proyecto, de los 1.200 huertos que ocupan unas 500 hectáreas, el Consistorio sólo quería conservar el 30%. En un año y medio ha desalojado 300 chabolas y ha arrasado 250 huertos. Pero la activa oposición de los hortelanos, la mayoría de ellos pensionistas, ha hecho cambiar los planes municipales. Se conservará más superficie de la prevista inicialmente; también se indemnizará a todos los hortelanos, pese a que muchos de ellos estaban en una situación irregular y sin documentación para demostrar que tenían algún derecho sobre el terreno ocupado. Según el director de la Oficina Técnica del Ripoll, Pere Vidal, "el Consistorio ha pagado el último traspaso" para evitar conflictos. "El objetivo es crear un banco de tierras municipal", explica Vidal, "a la espera de una política de colocación de hortelanos". Algunos de los que han sido desalojados, muchos de ellos jubilados que pasaban largas horas en sus huertos y no se resignaban a quedarse sentados "en los sillones de sus casas", confían en que, en el año 2001, puedan tener un pequeño terreno. Aunque el Ayuntamiento no descarta dar algunos de estos huertos a los jóvenes agricultores. Aguas contaminadas El resto de terreno se dedicará a áreas públicas de descanso, se construirá un camino paralelo de 10 kilómetros y una de las zonas expropiadas pasará a ser un área de aguazales. La flora y la fauna, a excepción de las ratas y las plantas oportunistas -aquellas que se adaptan a las zonas muy degradadas-, son prácticamente inexistentes en el río. Un estudio realizado por la Oficina Técnica del Ripoll sobre el estado actual de las aguas del río pone de manifiesto que, en su primer tramo, están "contaminadas"; a su paso por Sabadell, las aguas del río están "degradadas y muy contaminadas", y cuando abandonan la ciudad, "totalmente degradadas y extremadamente contaminadas". El estudio también revela que el bosque de ribera es "prácticamente nulo". El director de la Oficina Técnica del Ripoll confía en que la "vida volverá en el río con el agua limpia". En sanear las aguas se destinará la mayor inversión del proyecto de recuperación del Ripoll: 4.075 millones de pesetas. La Junta de Saneamiento de Cataluña tiene prevista la construcción de colectores interceptores, una estación depuradora y una estación de bombeo de las aguas residuales. Saneada el agua y recuperado el suelo agrícola, otra de las prioridades del Ayuntamiento será "evitar que las márgenes del río Ripoll se conviertan en un parque de ruinas", según explica Antoni Sorolla, concejal de Urbanismo. A orillas del río Ripoll es donde se concentran las industrias más importantes de tintes y acabados textiles de España. Pero también hay algunas fábricas que han sido abandonadas a lo largo de los años. Volver a atraer a los empresarios en esta zona -el término municipal de Sabadell carece de suelo industrial- es uno de los objetivos del Consistorio. De momento, el municipio ya ha conseguido la complicidad de los empresarios que tienen sus fábricas en las márgenes del río, que "han contribuido con la adecuación de los caminos de acceso" a las empresas, afirma Sorolla. El nuevo escenario que ha ideado el Consistorio pasa también por la recuperación del patrimonio. Se han contabilizado 81 bienes patrimoniales de interés histórico en las márgenes del río: desde cuevas pobladas durante el neolítico hasta las que ocuparon los inmigrantes en el franquismo, pasando por los viejos molinos y los vapores. En resumen, el proyecto del Ayuntamiento consiste en crear un gran parque fluvial donde convivan la industria, la naturaleza, el ocio, la agricultura, la práctica del deporte y un recorrido, con museo incluido, por la historia. Toda una revolución del paisaje y la fachada de los barrios más pobres de la ciudad, teniendo en cuenta que, hasta ahora, entre otros calificativos, el Ripoll ha recibido el de "cloaca a cielo abierto".

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