_
_
_
_
_
Crítica:FLAMENCO
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Del exceso a la belleza

Esta vez el dicho ese "de Madrid al cielo" no funcionó. Los flamencos madrileños se excedieron (cerca de tres horas y media de espectáculo), y en alguna ocasión nos aburrieron.Fue Ricardo Losada, El Yunque, el único que se mostró razonable en su tiempo de actuación. Cuatro cantes bien hechos, con autoridad y gusto, entre ellos, esas dos columnas vertebrales que son soleares y siguiriyas. En concierto, Víctor Monge, Serranito, dejó testimonio de su gran clase como compositor e intérprete, en temas que viene haciendo desde tiempo ya, y que por supuesto domina absolutamente. Toni El Pelao y su gente estuvieron demasiado tiempo en el escenario, y fue una equivocación. Un par de temas -la caña y la farruca, por ejemplo, que son estilos de gran predicamento en su familia- hubieran bastado para demostrar el arte que lleva en sus genes y en su experiencia profesional. Bien su mujer, La Uchi; él abusó de los zapateados a guitarra parada.

VII Festival Flamenco Caja Madrid

Guitarra en concierto: Serranito. Baile: Toni El Pelao, La Tati. Cante: El Yunque. Baile: La Yerbabuena. Cante: Carmen Linares. Teatro Albéniz. Madrid, 26 y 27 de marzo.

Excesiva también La Tati, en un baile por martinetes mal planteado y otro por alegrías interminable, que estuvo sobrado de tics, parones, saltos y recursos tópicos mil veces vistos. En ocasiones, sin embargo, nos sorprendió algún gesto gracioso y delicado, un quiebro insinuado, que llevaban la firma inconfundible de la bailaora.

El último día del festival fue, en cambio, impecable, con Eva la Yerbabuena y Carmen Linares encandilando al público que llenó a tope la sala. Singularmente Eva creció a las alturas del genio en tres bailes soleares, alegrías y martinetes, que bordó literalmente, poniendo en ellos creatividad, técnica y, sobre todo, mucha sabiduría bailaora. Secundada por cuatro espléndidos cantaores, Eva bailó con un equilibrio que conjugó a la perfección los pies con el resto del cuerpo, en una síntesis de euritmia y belleza difícilmente superables. Y Carmen cantó como ella canta siempre, muy bien. Al final, las dos con sus gentes hicieron una fiesta por bulerías de gran calidad, terminando el ciclo con el teatro en un clamor.

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_