¿Tregua? ¿Qué tregua?

Hace ya casi seis meses que ETA declaró una tregua incondicional en sus acciones. Pero, al correr el tiempo, la única diferencia sustancial en éstas radica en que no se han producido muertes. Sin embargo, la violencia de sus "jóvenes cachorros" parece desarrollarse en un variadísimo abanico de facetas, con el único límite impuesto de no cometer asesinatos (límite finísimo que, ante lo azaroso de los últimos sucesos ocurridos en el País Vasco, puede quebrarse en cualquier momento). Pero por terrorismo se entiende "el empleo de la violencia por parte de un grupo para conseguir sus objetivos". Para nada se menciona explícitamente la palabra asesinato en definición alguna. Lo fundamental (o, digamos, fundamentalista) es la imposición del terror y, con él, un estado propicio en la gente, que la haga extremadamente dúctil y sensible a cualquier exigencia de los violentos. Cierto que no ha habido más muertos desde entonces. Pero ¿no produce más terror el anuncio de un "inminente" daño (ya sea la muerte, el secuestro u otro dolor similar), que el daño mismo?Alguien (desde el País Vasco) lo ha definido perfectamente: "Ya no nos matan, pero no nos dejan vivir". Hace años tuvimos la desgracia (mi familia y yo) de sufrir la muerte de nuestro padre (se suicidó). Fue un dolor intensísimo en el momento en que ocurrió y durante mucho tiempo después. Pero hubiera sido mucho más terrible tener que contemplar su progresivo declive por alguna enfermedad incurable. O por la presión y extorsión de grupúsculos que amenazasen su empresa (y medio de ganarse la vida, para él y nosotros), como están haciendo con algún modesto empresario del País Vasco, al que le han llegado a arrasar el negocio reiteradas veces. Entonces, ¿de qué hay tregua? Las muertes han cesado, sí, pero el clima sigue siendo de una violencia extremada. Ante este ambiente hostil se van a desarrollar las próximas municipales en Euskadi. Y han tenido la desfachatez de pedir observadores internacionales.-