Dejar de fumar evitaría el 30% de las muertes por cáncer, según los expertos
Jornadas de Oncología en Segovia
Si los fumadores abandonaran el tabaco se evitarían en torno a 3,5 millones de muertes, el 30% de los 12 millones de fallecimientos por cáncer que se registrarán en el año 2020, según aseguró ayer en Segovia el presidente de la Sociedad Española de Oncología Médica, José Ramón Germá, miembro del servicio de Oncología del hospital Gregorio Marañón, de Madrid.Germá estimó que en el año 2000 esta enfermedad provocará entre 8 y 10 millones de fellecimientos en el planeta. No obstante, en los últimos cinco años el número de muertes por cáncer ha bajado un 0,5%, pero se va a incrementar en los países subdesarrollados a medida que alcanzan mayores niveles de desarrollo, hasta alcanzar el 70% del total de los fallecimientos, a juicio de Germá.Durante unos encuentros sobre oncología que hoy se clausuran en Segovia, expertos nacionales e internacionales analizan el papel del trabajo de laboratorio en los servicios de oncología y la utilización de técnicas que permitan trasladar la investigación básica al hospital. Los expertos consideran que en el futuro el tratamiento oncológico exigirán el empleo de múltiples fármacos y deberán adaptarse a la especificidad de cada paciente, ya que cada enfermo presenta un tumor diferente, según el presidente de la Asociación Española de Investigación sobre el Cáncer y miembro del departamento de Bioquímica y Biología Molecular de la Universidad de Oviedo, Carlos López Otín.
Utilizando datos de la Organización Mundial de la Salud, Rodrigo Bravo, experto de investigación oncológica de Brystol-Myers, de EEUU, subrayó que, con el uso correcto de los medios actuales tanto en diagnóstico como en tratamiento, podrían evitarse 2 de los 12 millones de muertes por cáncer previstos para el año 2020. Según Bravo, ha anumento el número de compuestos farmacológicos disponibles y su variedad, de manera que están comenzando a aplicarse nuevas estrategias terapéuticas. "Ahora hay más posibilidades de actuar contra la capacidad de invasión de las células tumorales. En términos bélicos, de inhibir los víveres y las municiones del tumor y aumentar las tropas defensivas", indica Bravo.
Los oncólogos empiezan a contar ya con armas precisas para cada "blanco" seleccionado, pero en un plazo de 15 o 20 años, cada paciente contará con un análisis molecular de sus alteraciones genéticas más frecuentes y, en función de ello, podrá recibir un tratamiento mucho más específico.
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