Las manifestaciones de estudiantes colapsaron ayer Barcelona
Muchos automovilistas recordarán la mañana de ayer como una pesadilla. El caos empezó pronto. A las ocho, los estudiantes de la Escuela de Ingeniería de la Politécnica (UPC), tras haber estado encerrados toda la noche en protesta por el proyecto de ley de ordenación de la edificación, cortaron la Diagonal y disputaron un partido de fútbol en la calzada, lo que se tradujo en colas de 10 kilómetros en la A-2 entre Molins de Rei y Barcelona.
Las consecuencias de la acción realizada ante al palacio de Pedralbes por unos 2.000 estudiantes, según los alumnos, y por 200, según la Guardia Urbana, fueron extendiéndose por la red viaria de acceso a la ciudad y llegaron hasta la Ronda Litoral, donde se llegaron a producir hasta seis kilómetros de retención entre Sant Feliu de Llobregat y Barcelona. Desde la Diagonal, los estudiantes bajaron hacia el centro para unirse a la manifestación convocada por la Plataforma Movilizadora en Defensa de la Universidad Pública, que coincidía con una jornada de huelga en todas las universidades catalanas. Al acto se sumaron los sindicatos de la enseñanza secundaria. Hacia las doce se concentraron en la plaza de la Universitat y una hora más tarde se inició la marcha por la calle de Pelai y la plaza de Catalunya hasta la Via Laietana. Para entonces ya eran 4.000. Al llegar ante la Jefatura de Policía de Barcelona, la manifestación se detuvo y algunos jóvenes lanzaron huevos contra la puerta. La policía no actuó. A las dos de la tarde llegaron a la plaza de Sant Jaume. De nuevo, un grupo provocó a la policía lanzando huevos contra el Palau de la Generalitat. Pero se impuso la cordura y la mayoría reprochó la actitud de estos incontrolados.
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