El 60% de los jóvenes vascos se encuentra insatisfecho con su cuerpo
¿Vales más de lo que pesas? ¿Eres más feliz cuando pesas menos? Con estos enunciados interrogativos, y la ayuda inquisitiva de los espejos y las básculas, la profesora de Psicología de la Universidad del País Vasco Carmen Maganto se ha acercado al patrón alimenticio de los jóvenes vascos, el concepto que poseen de gordura y delgadez física y, finalmente, ha conocido su posición frente a trastornos como la anorexia y la bulimia.
Un total de 25 jóvenes donostiarras, de entre 17 y 24 años, han participado en el Taller sobre imagen corporal y salud, un estudio de prevención comunitaria que no constaba hasta ahora en la bibliografía especializada. Esta experiencia "inovadora en España", advierte Carmen Maganto, ha permitido conocer que los jóvenes vascos conviven en un entorno donde se anatemizan los kilos de más, pese a lo cual existe una conciencia generalizada sobre los riesgos que produce la "delgadez enfermiza" o la anorexia. El estudio surgió a raíz de un encargo realizado por el departamento de Juventud del Ayuntamiento de San Sebastián, interesado en escrutar la actitud de la juventud frente a la "dictadura de la esbeltez" y la moda de las tallas minúsculas. Carmen Maganto, con quien han colaborado en este trabajo Olga Roiz y Asier Del Río, dividió los talleres y aplicó en ellas una metodología activa con el fin de radiografiar la imagen corporal de los jóvenes. Maganto asegura, a modo de conclusión, que más de la mitad de los jóvenes (el 60%) vive "insatisfecho con su cuerpo" debido a que "luchan por adelgazar". Una proporción mayor, el 80%, es consciente del impacto negativo que ofrece la moda actual. Un tercio de la población juvenil está sometida a "fuertes presiones familiares" y a "la obsesión de los padres por tener hijos delgados y guapos". Uno de los aspectos más conmovedores del estudio advierte de la aparición de casos de anorexia en mujeres en periodo pos-parto. Si bien todavía es una proporción reducida, "el 3% de las madres que han dado a luz y quieren recuperar su silueta anterior se someten a regímenes alimenticios muy drásticos que derivan en la enfermedad de la anorexia", asegura Maganto. Aunque la franja de edad de las personas que padecen este mal se sitúa entre los 15 y los 21 años, "es preocupante" que un 1,8% de las niñas de entre 11 y 13 años comiencen con trastornos alimenticios. Ingestión de chucherías En el taller introductorio, orientado al conocimiento de los hábitos alimenticios, el estudio concluye que "a dieta no es mala porque, en general, las comidas en familia son equilibradas". La mayoría consume fruta todos los días e ingiere pasta, pescado, verdura y legumbre con la frecuencia y la proporción adecuadas. Sin embargo, se observa un abuso de la bollería industrial, y de la cerveza y otras bebidas alcohólicas. Va en aumento también la ingestión de chucherías o comida artificial que se vende en bolsas de plástico (snacks), lo que "está incrementando el colesterol de forma alarmante". El estudio dirigido por Carmen Maganto se acompaña también de un análisis sobre los prejuicios que rodean a la figura de la persona gorda. De una larguísima lista de adjetivos preparada al efecto, los jóvenes seleccionaron aquellos que encierran un cariz peyorativo para describir a un gordo. Lento, vago, torpe e infeliz son los calificativos más frecuentes. Los únicos aspectos positivos que se asocian con el término gordo son la simpatía, la alegría y la extroversión. La profesora de psicología empleó siluetas e imágenes en soporte de papel y vídeo para comprobar la tolerancia de los jóvenes a la gordura. Los chicos son más transigentes que las mujeres cuando se les pregunta si estarían dispuestos a sumar. Las chicas, en un 85% de los casos, consideran que "se liga más fácil siendo delgada". La mayoría de ellas sería más feliz si lograra reducir una talla de su vestimenta, por lo que su peso ideal no se corresponde con su peso real, puesto que "se idealiza la esbeltez, la delgadez y la belleza sobre otros caracteres de la persona".
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