Dimisión en Bruselas

La decisión de dimitir en bloque tomada (...) por la Comisión Europea fue una respuesta drástica al informe condenatorio de un comité de expertos independientes, sobre las acusaciones de fraude, mala gestión y nepotismo en la burocracia de Bruselas. Sin embargo, la incapacidad del cuerpo ejecutivo de la UE para actuar más rápidamente en la reforma de sus procedimientos y erradicar la corrupción hizo esa dimisión inevitable. Es un hecho lamentable, pero al menos aclarará las cosas. Nadie se salva de las críticas del informe. (...) Este no sólo pone en evidencia ejemplos de mala gestión y favoritismo, sino una pérdida más generalizada de control político. Y lo que es más grave, sugiere que pocos miembros del Ejecutivo de la UE, si es que hay alguno, están dispuestos a responsabilizarse de sus actuaciones. Es una sentencia devastadora. (. ..) A estas acciones (o mejor dicho, omisiones) individuales subyace una cultura que debe modificarse si se quiere que los ciudadanos europeos recuperen la confianza en su Ejecutivo. Algunos sostienen que la ignorancia de las malas actuaciones es eximente, pero a los expertos no les cabe duda de que implica una pérdida de control político. (...) Sin embargo, su credibilidad ha recibido un golpe fatal. Ocurra lo que ocurra, el equilibrio institucional de la UE ha cambiado para bien. El Parlamento Europeo, al que algunos tachaban de impotente, ha llegado a su mayoría de edad. Si esto significa un Gobierno más responsable y más control democrático, unos pocos meses de confusión serán un precio pequeño.

, 16 de marzo