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Atletas del cálculo

Beatriz, María y Ramón despertarían envidias en Zipi y Zape. Son tres privilegiados a los que jamás se les ha atravesado una hipotenusa, un logaritmo o una derivada. Nunca bajan del 10 en los exámenes de matemáticas, y rara vez en el resto de asignaturas que cursan en COU o segundo de Bachillerato. El año pasado ya demostraron ser tres de las mejores mentes calculadoras de España. Y ayer participaron, por segunda vez consecutiva, en la Olimpiada Matemática Española que, desde el viernes, ha reunido en Granada a los 118 chavales mejor dotados del país para esta disciplina. Para llegar a la fase final, que tiene lugar por vez primera en la ciudad andaluza, los participantes han tenido que superar una primera fase clasificatoria. A ella concurrieron hace meses 2.358 jóvenes procedentes de todos los institutos de España, con edades comprendidas entre los 15 y los 18 años. Los supervivientes han afrontado en Granada dos exámenes de cuatro horas en los que se les han planteado un total de seis problemas. Los seis mejores clasificados representarán a España en la próxima Olimpiada Matemática Internacional, que se celebrará en Rumanía en julio. La versión nacional de este concurso la convoca desde hace 35 años la Real Sociedad Española de las Matemáticas. El presidente de la Comisión para las Olimpiadas, Ceferino Ruiz Garrido, explica que no se trata de una competición. "Pretende buscar nuevos talentos para las matemáticas y fomentar el gusto por esta disciplina entre los jóvenes". Ruiz Garrido asegura que los participantes se lo pasan bien resolviendo los problemas de la prueba, afirmación que corroboran los propios chavales. Lo que no está tan claro es que el resto de los mortales, especialmente los de letras, disfruten tanto. El examen toca todas las ramas de las matemáticas y se resuelve, señalan los profesores que lo redactan, con conocimientos "elementales". "Las preguntas recogen, más o menos, el temario de los últimos cursos preuniversitarios. Su resolución no requiere un gran bagaje de fórmulas y conocimientos matemáticos, sino creatividad y gran capacidad de análisis y síntesis. No pretende demostrar los conocimientos de los chavales, sino su ingenio", arguye Ruiz Garrido. Quien desee poner a prueba su sagacidad, puede hacerlo con, quizá, la pregunta más sencilla de las seis a las que hicieron frente los participantes. Vale la cuenta de la vieja, pero nada de usar calculadora: "Una caja contiene 900 tarjetas numeradas del 100 al 999. Se sacan al azar (sin reposición) tarjetas de la caja y se anota la suma de los dígitos de cada tarjeta extraída. ¿Cuál es la menor cantidad de tarjetas que se deben sacar para garantizar que al menos tres de esas sumas sean iguales?". La respuesta en Internet (http:/rsme.uned.es/). En las Olimpiadas Matemáticas llama la atención la brutal desproporción entre el número de aspirantes masculinos, 99, y femeninos, 19. Beatriz y María reconocen que son una excepción. En la historia del concurso, nunca dos chicas habían quedado entre los seis primeros clasificados. "Puede que no nos interese tanto participar como a los chicos", expone María, burgalesa de 18 años. "Yo he leído que quizá sea porque somos más trabajadoras y metódicas que los hombres, y esta prueba requiere sobre todo chispa", añade Beatriz poco convencida. Ambas participaron en las Olimpiadas Internacionales de 1998, donde hicieron un papel digno frente a los imbatibles rumanos, rusos y americanos.

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