Los profesores mejor evaluados de Sevilla colaboran para atajar el fracaso universitario El estudio recogerá además las exigencias más comunes de los alumnos en las facultades

Hace algunos cursos los alumnos de la Hispalense evaluaron el buen hacer de sus profesores en clase. De aquella prueba salieron un puñado de docentes a quienes los alumnos admiran, respetan y con quienes aprenden más y mejor. Ese grupo de profesores colabora actualmente en un estudio que dirige Víctor Álvarez desde el departamento de Didáctica y Organización Escolar de la Universidad de Sevilla. Se trata de aportar entre todos las claves para que un buen sistema docente ayude a paliar el fracaso universitario. Se han formado cuatro grupos de ocho o nueve profesores cada uno, en los que se discutirá sobre cómo deben ser las clases, el trato con los estudiantes, y, en definitiva, toda la labor docente en la universidad, para luego elaborar un cuestionario dirigido a los alumnos. Por ahora hay dos preguntas que deberán contestar -siempre voluntariamente- alumnos y profesores: ¿cómo perciben los profesores las exigencias a los alumnos? y ¿cuáles son las causas del éxito y el fracaso de un alumno en la universidad? Se recogerán más datos a partir del cuestionario que surja de los grupos de discusión formados por alumnos y profesores. Apartir de estas reflexiones conjuntas se elaborarán los cuestionarios que luego se repartirán. Si los docentes que participan en este estudio son los mejor evaluados, los estudiantes se han seleccionado atendiendo a los expedientes más brillantes. Las primeras reflexiones salidas de los grupos de discusión formados por alumnos han sido las siguientes: la vida universitaria la conciben no sólo como un aprendizaje dirigido a aprobar exámenes sino como un tiempo en el que participar en los distintos movimientos estudiantiles para adquirir experiencias que, si bien no son tan aprovechables en el ámbito académico, sí lo serán en un futuro laboral. Los alumnos con experiencia universitaria hicieron hincapié en potenciar las habilidades intelectuales y actitudinales y en tener una alta motivación hacia los estudios. Hay que elegir la carrera en función de consideraciones muy sólidas y no preocuparse tanto por las salidas profesionales que pueda tener la titulación elegida sino pensar más en que se está estudiando lo que a uno le gusta, porque si no, los estudios se atragantarán y no se acabarán nunca, dicen los alumnos. Datos sobre fracaso universitario recogidos por los encargados de este estudio demuestran que sólo acaban la carrera un 42% de los alumnos que la comenzaron en Escuelas Técnicas Superiores. De los que hacen titulaciones en las facultades sólo terminan un 55% y sólo 33% de los alumnos que estudian en escuelas universitarias técnicas o no técnicas, logra acabar lo que empezó. Los datos son del curso 92/93, los últimos de que se dispone. Los estudiantes opinan además que es fundamental autoorganizarse y vivir intensamente la vida universitaria. Por cierto, los alumnos apuntan que cualquier cambio dirigido a mejorar su trabajo en las aulas no deberá aumentar su ya cargada jornada académica. 1.800 cuestionarios El estudio dirigido por Álvarez no es de corte clásico y no es estadísticamente representativo aunque, sin duda, los 1.800 cuestionarios que se repartirán por prácticamente todas las universidades, servirán para obtener algún porqué del fracaso universitario y varias claves para disminuirlo. Tampoco se pretende elaborar una guía en la que se apunten las maneras de ser un buen docente y un buen alumno sino aportar a la universidad una propuesta de actuación institucional que sirva para atajar el fracaso universitario. Hasta que termine este curso -el trabajo estará listo en octubre- los docentes que participan en el estudio recogerán en sus clases las demandas que les plantean los alumnos respecto al trabajo académico, para saber sus exigencias y lo que los estudiantes demandan de la docencia.