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La limpieza total de la ría de Bilbao requerirá ocho años y 1.500 millones de euros de inversión

Ocho años y cerca de 250.000 millones de pesetas. Este es el plazo y coste de la recuperación completa de los 30 kilómetros de la ría de Bilbao, que por primera vez tiene un proyecto para su limpieza total cuando está a punto de solucionarse el el vertido directo de las aguas residuales de viviendas e industrias. El problema está ahora financiar la retirada y el tratamiento de los sedimentos del lecho, muchos de ellos tóxicos por la actividad industrial y cuya composición se desconoce, admiten las autoridades. Los ecologistas no ven claro el plan, sobre todo por el destino de los lodos tóxicos.

Los primeros pasos en la regeneración de la ría de Bilbao, sometida durante buena parte del siglo al descontrolado vertido de residuos industriales y domésticos en sus aguas, empezaron a acometerse hace 15 años. En 1984 fue cuando comenzó a ejecutarse el Plan Integral de Saneamiento, que acomete la construcción de colectores para eliminar los vertidos directos al Nervión y la depuración de las aguas residuales. Actualmente se ha eliminado en más de un 70% los vertidos en el cauce y faltan cinco años para que concluya el plan de saneamiento. La siguiente tarea para recuperar el Nervión en el área metropolitana de Bilbao es la limpieza de los centenares de miles de metros cúbicos de sedimentos acumulados en el cauce y las orillas. La labor será tan costosa como complicada. A los 100.000 millones (600 millones de euros) que costará el plan de saneamiento -desde 1983 los ciudadanos del Gran Bilbao abonan en sus recibos del agua una tasa del 50% del consumo para costear este proyecto-, habrá que añadir otros 250.000 millones (1.500 millones de euros), según los cálculos del delegado del Gobierno en el País Vasco, Enrique Villar. Tramo superior El primer paso ya está dado y, si se cumple lo anunciado por Villar, este año se acometerá la primera fase de regeneración de la ría, que se centrará en la limpieza de las márgenes -y en la recogida de sedimentos donde sea posible- del tramo superior: los casi tres kilómetros del cauce comprendidos entre el Ayuntamiento de Bilbao y el barrio de La Peña. Junto a ello, se ejecutarán labores de contención y estabilización de las orillas de los cuatro afluentes del Nervión: el Kadagua, Galindo, Gobela-Udiondo y Asua. Estas obras costarán 3.000 millones y han recibido una subvención de 2.500 por parte de la Unión Europea. "Las actuaciones a llevar a cabo exigirían un periodo de ocho años, dada longitud del sistema fluvial, unos treinta kilómetros, por lo que es necesario actuar por fases", señala memoria del proyecto que el Ministerio de Medio Ambiente envió a Bruselas para solicitar ayudas económica para el proyecto. Medio Ambiente admite que no existe ningún estudio sobre los lodos depositados en el fondo de la ría, una tarea que se pretende abordar durante la primera fase de la regeneración. "Cualquier actuación que prevea descontaminar el lecho de la ría en su parte principal debe contar con un conocimiento exhaustivo de los sedimentos que se pretendan remover", añade la memoria del ministerio. Se considera que a partir del puente de Deusto la ría puede tener sedimentos "contaminados en alto grado". Una contaminación muy variada, que incluiría desde compuestos orgánicos de toda clase hasta "metales pesados, mercurio, cadmio, zinc, hierro, cromo, etc". La plataforma ecologista Erreka considera que la regeneración del Nervión es un tema "muy problemático". "Hay dos obstáculos: mover algo que es contaminante y luego ver qué haces con los lodos tóxicos, porque en Euskadi no tenemos un vertedero para acogerlos. ¿Habría que confinarlos entonces en una celda de seguridad?", se pregunta un portavoz de Erreka. Para los ecologistas, cualquier actuación debería ser posterior a la eliminación total de los vertidos directos, que, según el Plan Integral de Saneamiento, se producirá en el año 2005. "No tiene mucho sentido empezar ahora con la regeneración cuando todavía quedan varios años para eliminar los vertidos". En el Ministerio de Medio Ambiente tampoco hay una postura clara sobre este asunto y se remiten al estudio de identificación de los lodos para "decidir si hay que neutralizar sus efectos mediante un tratamiento, para depositarlos finalmente una vez inertes, o si, por el contrario, la actuación sería su confinamiento en celdas que garantizarán en todo momento su control, evitando la posibilidad de extender su efecto contaminante por dilución o lixiviación".

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