Veronique Gens considera crucial a Mozart para ser una buena soprano
La cantante debuta en Madrid con la ópera "La clemenza di Tito"
Veronique Gens lucirá a partir del día 12 de marzo en el Teatro Real sus 32 años, su melena morena, sus 1,85 metros y, sobre todo, su voz fresca, en el punto justo para interpretar a Mozart, compositor al que considera crucial en una "evolución racional" del canto. Será con La clemenza di Tito, esta pequeña gran ópera en dos actos ambientada en la Roma imperial, montada por el escenógrafo rumano Pet Halmen y dirigida por Ralf Weikert.
La cantante francesa, que lleva 12 años ya de carrera, desde que en 1986 ganara el Premio del Conservatorio de París, demuestra tener la cabeza fría en un mundo acelerado: "Me gusta ir despacio, estoy contenta con lo que tengo; hace diez años ni siquiera soñé que podría estar donde estoy", asegura quien se ha convertido en una de las sopranos favoritas de Claudio Abbado y se ha revelado como un lujo en el repertorio barroco y neoclásico.Por el momento no piensa dejar a Mozart, su gran pasión. "He hecho ya muchos de sus personajes, me quedan pocos". Le faltan algunos, como Pamina, de La flauta mágica, con el que lidiará en Barcelona el año que viene. Pero en los que se ha metido ha conseguido éxitos clamorosos, como el del pasado verano en Aix en Provence, donde interpretó Don Giovanni en el gran montaje de Peter Brook dirigido por Claudio Abbado, quien a partir de entonces no ha dejado de invitarla para trabajar a su lado. "Abaddo es de los más grandes", asegura Gens, quien acaba de llegar de Berlín, donde ha interpretado con la Filarmónica y el director italiano una misa de Bach. "Desde que canté Don Giovanni con él este verano no ha dejado de invitarme", cuenta con los ojos brillantes de orgullo, la sonrisa fácil y sus largas piernas cruzadas.
De todas formas, su personaje mozartiano preferido es la condesa de Las bodas de Fígaro. "Es joven, optimista, quiere que las cosas cambien, que le cambie la vida", asegura Gens, que, por contra, tiene sus más y sus menos con esta Vitellia de La clemenza di Tito. "El problema es que no me identifico con ella, sobre todo al principio, es muy nerviosa y malvada, yo no puedo moverme de esa forma, soy alta, tengo lo brazos largos y soy muy tranquila, así que esa maldad del personaje la trato de reflejar con frialdad y con distancia", dice.
Deben ser los nervios previos al estreno, que supondrá su debú en Madrid y no en España, donde ya ha actuado en Barcelona y en Santiago de Compostela. Los nervios y la presión de un director de escena exigente, Pet Halmen, que ha concebido un montaje en el que sitúa a los cantantes dentro de una especie de museo romano en el que cada personaje tiene su busto. El director asegura que esta ópera de Mozart, la última que escribió en el mismo año de su muerte, 1791, es su favorita.
Veronique Gens cree que a muchas sopranos les falta una sólida formación barroca, como la que ha tenido ella, para acometer ciertos papeles. "Es una evolución racional, histórica, la que se debe seguir. No se puede empezar cantando Verdi o Mozart de buenas a primeras", dice. Y es que ella se toma las cosas con calma: "Estoy disfrutando de mi momento y de Mozart. No me quiero poner a cantar ahora La Traviata". Su prudencia y la cabeza fría le vienen también del miedo a perder la voz. "En esta profesión, en la que todo es una locura y no se puede ir rápido, yo quiero cantar tantos años como me sea posible", dice.
Babelia
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