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Método cruel

De los 38 estados norteamericanos en los que está vigente la pena capital, sólo cinco (Arizona, California, Maryland, Misuri y Wyoming) ofrecen la cámara de gas como método de ejecución de la pena de muerte. Fue precisamente en Arizona donde tuvo lugar una ejecución en cámara de gas que llevó la crueldad de este método a un debate público. Un juez del Tribunal Supremo presente en la ejecución de Don Harding en 1992 narró sus últimos minutos de vida de esta forma: "Cuando respiró el gas por primera vez se puso rojo como si luchase contra un fortísimo dolor. Apretaba sus mandíbulas mientras se convulsionaba de forma violenta. Su cara y su cuerpo se pusieron de color rojo oscuro y las venas de la frente y el cuello se hincharon tanto que pensé que iban a explotar. Sufría espasmos cada vez que respiraba. Finalmente, la última convulsión, la más violenta, hizo que los músculos de los brazos se moviesen solos por debajo de su piel, mientras salía espuma de su boca. Así estuvo durante ocho minutos". Según los médicos, este preso tardó 11 minutos y medio en morir. Desde entonces, a los condenados a muerte se les ofrece en ese estado la opción de escoger entre la cámara de gas y la inyección letal, por la que todos han optado desde entonces. Hasta el miércoles, cuando Walter LaGrand tardó 18 minutos en morir.

Más información
El alemán LaGrand sufrió una dolorosa agonía de 18 minutos en la cámara de gas de Arizona
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