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La Comunidad deja dos meses sin ayuda a 400 niños de familias necesitadas

Un olvido de los gestores de la Comunidad de Madrid, del Partido Popular, ha dejado durante dos meses a 400 familias muy necesitadas sin la ayuda de 15.000 a 30.000 pesetas mensuales que esta institución les concede para mantener a sus hijos y evitar que tengan que internarlos en residencias públicas. Entre los beneficiarios de estas subvenciones hay numerosos abuelos que crían a sus nietos porque sus hijos son toxicómanos o están presos. El Ejecutivo presidido por Alberto Ruiz-Gallardón, que reconoce el error y cifra en 400 el número de familias que ha sufrido el olvido, promete subsanar el problema en el Consejo de Gobierno que se celebra hoy. La diputada regional de IU, Marina González, que denunció ayer el caso a la agencia Efe, explica que lo ocurrido se debe a que el Gobierno autónomo no ha aprobado a tiempo el expediente que permite a su Consejería de Hacienda dar vía libre a la utilización del presupuesto destinado este año a este fin (190 millones de pesetas). Ése es el trámite que hoy se ejecutará y que permitirá a estas familias percibir las subvenciones que no reciben desde el pasado 22 de diciembre.

Tutela institucional

IU denuncia que el presupuesto regional para menores necesitados es insuficiente

En 1998 se destinaron a estas ayudas 200 millones de pesetas del presupuesto de la Comunidad, con los que se concedieron ayudas a 1.168 familias con menores a su cargo. Se trata, en su mayoría, de padres de bajísimos recursos, que sin este apoyo tendrían que dejar a sus hijos bajo la tutela institucional, y también de abuelos o tíos que crían a sus nietos y sobrinos. En el Consejo de Gobierno de hoy se aprobarán las ayudas que aún falta.No todos reciben la subvención durante el mismo periodo de tiempo. Unos la perciben durante años -por ejemplo, los abuelos acogedores-, y otros, durante unos meses hasta que mejora su situación.

Estos mismos apoyos, aunque de forma más minoritaria, se conceden a familias necesitadas con hijos con enfermedades psíquicas que no puedan ser atendidos en centros de salud mental públicos y deban recurrir a entidades privadas.

También pueden optar a estas medidas de apoyo los chavales que han vivido en residencias y pisos tutelados de la Comunidad, una vez que las tienen que abandonar al cumplir la mayoría de edad. Cada año son cerca de 180 los chavales que abandonan los centros institucionales. En 1996 se dieron estas ayudas a 11 de ellos.

El principal requisito para percibir estas subvenciones es tener ingresos familiares iguales o inferiores a una pensión no contributiva (500.000 pesetas al año). También se tienen en cuenta aquellos casos en los que los tratamientos de reeducación o desintoxicación de algún miembro de la familia superen el 20% de los ingresos totales.

Además de estas condiciones económicas se valora si en la familia existen problemas graves de salud física o mental, la situación laboral y las expectativas de trabajo y las posibilidades de utilizar otras prestaciones sociales, como las becas de comedor o de escuela infantil, o la ayuda a domicilio.

En la región hay 5.000 niños sobre los que la Comunidad de Madrid ha tenido que tomar alguna medida de protección ante los problemas familiares, desatenciones o incluso el maltrato sufrido en sus hogares. De ellos, 2.000, muchos hijos de toxicómanos o de presos, viven al cuidado de sus abuelos o tíos. Pero sólo optan a las ayudas aquellos casos de mayor penuria.

Son situaciones bien conocidas en los vecindarios y colegios de las zonas más deprimidas de la ciudad. Se trata de mayores que deben ejercer de padres en una época de su vida en que sus recursos económicos, ya de por sí exiguos, han menguado, ya que en muchos casos se trata de viudas.

Algunos de estos abuelos tienen además que soportar peleas con sus propios hijos, que a veces utilizan la amenaza de llevarse a los chiquillos como un chantaje para conseguir dinero para droga. En esas ocasiones conflictivas es la Comunidad la que asume la tutela de los niños, aunque sigan viviendo con los abuelos. En el resto de los casos, cuando los hijos ni aparecen o cuando, aunque no puedan cuidar de sus niños, no se desentienden de ellos, son los mismos abuelos los tutores.

Para ayudar a estos mayores en su tarea existen cursos en los centros de servicios sociales de 15 distritos. En ellos reciben asesoramiento legal, psicológico y educativo sobre la crianza de sus nietos. Evitar la sobreprotección y contar la verdad sobre lo que ocurre son dos de las reglas de oro.

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