"No queremos una paz sin independencia"
Las mujeres y los niños de Pustenik habían abandonado la aldea tres días antes de que el martes entraran los policías serbios. En Pustenik sólo quedaron una joven inválida, a la que no podían transportar, y una docena de hombres para cuidar del ganado. Ayer, el enviado especial de este periódico los encontró en Paldenice, un pueblo vecino donde buscaron refugio.Rexhep, 49 años, trabajador en una fábrica de cemento de Gjeneral Jankovic, explica: "Dormíamos cuando empezaron los disparos hacia las cinco de la mañana. No disparaban contra el pueblo, sino por encima, hacia lugares vecinos. Salimos de las casas, éramos 12, y nos refugiamos en una casa del bosque que tenía muros gruesos para protegernos de las granadas. Se escuchaban todo el tiempodisparos, que duraron hasta las 15.30. A esa hora, uno se atrevió a asomarse por la ventana y vio a un policía". Dejaron la puerta entreabierta y se escondieron, para despistar a la policía, que no llegó.Después iniciaron la marcha, a través del bosque, cruzaron el río y llegaron a Paldenice, donde vive la hija de Rexhep. Al llegar a la casa no encontraron a nadie. Durmieron en una cuadra de al lado. Ayer al mediodía, los hombres hacían la comida y, reunidos en la oda, la habitación de la casa albanesa reservada para los hombres, relataban lo ocurrido.
Ahmet, de 34 años, dice que antes de la prolongación de la negociación de paz en Rambouillet tenían esperanzas, pero ahora no tienen noticias porque se quedaron sin luz. "Esperamos que se llegue a una solución pacífica". A la pregunta de si quieren la paz sin independencia, responden: "Sin independencia, no". Rexhep corrobora: "La independencia es lo que queremos. Por desgracia, ha muerto mucha gente para llegar a Rambouillet".
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