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FÚTBOL. 24ª jornada de Liga

El Valencia se burla del Barça

El equipo de Ranieri, liderado por Claudio López, golea a los azulgrana por tercera vez y deja muy mal parado al líder

Ramon Besa

El tercer acto tuvo la misma trama y desenlace que el segundo y el primero. El dominio que ejerce el Valencia sobre el Barça es sobrecogedor. Manda el equipo de Mestalla con suficiencia y autoridad en todos los factores que intervienen en un partido: la preparación, la disposición, la lectura y, sobre todo, la resolución. Tiene tanta fe en el triunfo y confianza en su superioridad que entra y sale ganador del campo sin discusión.La impotencia del Barcelona fue tremenda como equipo y jugador por jugador, circunstancia que dice muy poco en favor del campeón y mandamás del campeonato. Desarmado y desbordado, la jerarquía del Barcelona es ya muy cuestionable desde que se enfrentó al Valencia.

BARCELONA 2-VALENCIA 4

Barcelona: Hesp; Abelardo, Frank de Boer, Sergi, Luis Enrique; Ronald de Boer (Anderson, m. 83), Guardiola, Cocu; Kluivert, Óscar (Zenden, m. 60) y Rivaldo.Valencia: Cañizares; Roche (Schwartz, m. 86), Bjorklund, Djukic, Carboni, Juanfran; Angulo, Mendieta, Farinós; Illie (Soria, m. 63); y Claudio López. Goles: 0-1. M. 4. Mendieta avanza por la derecha y asiste a Illie, que, zafándose de Frank de Boer, remata raso desde lejos. 1-1. M. 29. Guardiola centra desde la izquierda, Rivaldo peina, cabecea Cocu y Kluivert controla el balón y, ante un nutrido número de defensas, da media vuelta sobre sí mismo y dispara raso a gol. 1-2. M. 38. Claudio López se zafa del marcaje de Sergi, dispara, la pelota toca en Frank de Boer, sin desviar la trayectoria, y acaba superando a Hesp. 2-2. M. 78. Kluivert resuelve de potente remate una aglomeración en el área. 2-3. M. 81. Angulo toca para Claudio López, quien encara la portería, remata, el poste repele el balón y Angulo recoge el rechace. 2-4. M. 87. Claudio López encara la portería en un contragolpe y bate a Hesp. Árbitro: García Aranda. Mostró la tarjeta amarilla a Abelardo, Mendieta, Kluivert y Cocu. Unas 75.000 personas en el Camp Nou. El colectivo de fotógrafos realizó ayer un acto reivindicativo por los despidos improcedentes y exhibieron en el césped unos petos blancos con la siguiente leyenda de protesta: "No despidos Mundo Deportivo. Contrato laboral ¡ya!"

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Pese a su condición de líder, el Barça afrontó el encuentro desde una posición de inferioridad manifiesta. No solamente por sus dos derrotas consecutivas, sino también estratégicamente. A la cháchara azulgrana sobre cómo combatir a Piojo López, Ranieri respondió alineando al rumano Ilie junto al argentino, gesto que le permitió dominar la escena de la contienda desde el inicio.

Fue el Barcelona a remolque del Valencia permanentemente. Las concesiones de Van Gaal agrandaron la superioridad táctica de Ranieri respecto al banquillo azulgrana. Obsesionado por neutralizar al Valencia, el técnico barcelonista montó un equipo de perfil irreconocible que, para mayor escarnio, acabó perdiendo de la manera que ya estaba escrita.

Puso el entrenador holandés a Sergi como central de cierre pendiente de las llegadas de Claudio López, desplazó a Luis Enrique hacia el lateral izquierdo y dejó la banda derecha, de córner a córner, para Ronald de Boer, un futbolista sin recorrido para una demarcación indefinida. El Barça perdió llegada y también salida por el repliegue de sus dos fondistas y se negó un trozo de campo. No tuvo extremos, pues a la ausencia de Figo, sancionado, se unió la tendencia de Rivaldo a recogerse y juntarse en el balcón del área con Óscar y Kluivert.

Mal orientado ofensivamente, sin brazos que abrieran el campo, el grupo azulgrana tampoco tuvo sentido colectivo del juego defensivo. Paró una pantalla de hasta cuatro zagueros para recibir a los puntas del Valencia y facilitó el disparo de los delanteros. Nadie salió a tapar los remates lejanos de Ilie o de Claudio López ni supo atajar las correrías del argentino cuando el partido quedó a merced de los jugadores decisivos.

La falta de organización defensiva en el Barça facilitó la efectividad del Valencia, tremenda en los tres encuentros disputados contra los barcelonistas. Marcó muy pronto, en el primer remate, y gobernó la contienda hasta la media hora, cuando Kluivert resolvió con un remate de muy buen ver una carga del paquete de delanteros barcelonistas, siempre aglomerados, muy mal puestos, poco clarividentes.

Parecía que el Barça había atrapado el encuentro en un buen momento. La tensión generada entre la hinchada por el dominio del Valencia y la impotencia del Barcelona alimentaba un juego físico e intimidador más que paciente. Los azulgrana iban a degüello, un mal asunto para un equipo muy tecnócrata. No tardó el Valencia en reencontrar el hilo del partido. López agarró de nuevo la pelota y, ante el tembleque de la zaga local, retrató a Hesp, muy vulnerable en los últimos partidos. Volvió entonces la contienda a sus orígenes. El despliegue del Valencia en cada robo de pelota resultó más clarividente que el acoso de los azulgrana.

Jugaba el Barça de forma previsible, frontal, aburrida, sin pases interiores ni desmarque. No le quedó otra alternativa que el fútbol aéreo, que el físico de Kluivert. La falta de dinámica de grupo y el exceso de individualismo barcelonista favorecían la línea de presión del Valencia, que ninguneaba al rival, seco, incapaz de generar ocasiones de gol.

La entrada a la cancha de Zenden alivió algo al Barça. El extremo zurdo descongestionó el tráfico y del atropello los azulgrana pasaron a jugar de manera más aseada y llevadera. Cañizares estuvo atento y aguantó a su equipo, sobre todo en dos remates de Rivaldo, hasta que Kluivert volvió a encontrar el marco en otro balón despedido en un embotellamiento en el área, justo después que Claudio López montara una contra preciosa que no acabó en gol por casualidad. Era sólo una cuestión de tiempo.

Piojo había entrado de nuevo en escena en el momento en que le necesitaba su equipo. La velocidad del argentino desbordó a la zaga barcelonista, muy quebradiza, nada autoritaria, presidida por el absentismo de Frank de Boer, un futbolista que invitaba en cada jugada a afrontarle en el mano a mano. El mal partido del zaguero holandés expresa la inseguridad que vive el Barcelona.

Claudio López estuvo pletórico tanto en la génesis del tercer gol, materializado por Angulo, como en la consecución del cuarto y último de la serie, un gol muy bello pese a ser ya muy visto. Fue un final ya conocido por repetido.

Hizo siempre el Valencia lo que le dio la gana con el Barça. Ganó el partido, decidió Piojo López y Ranieri se mofó de Van Gaal. Eliminado de la Copa, el Barça acumuló su cuarto partido sin ganar -tres con el Valencia y uno frente al Celta- y queda a tiro del pelotón de la Liga. Es un equipo que se mueve por rachas, síntoma inequívoco de inestabilidad emocional y de falta de juego, pese a la abundancia de buenos jugadores. La situación compromete sobre todo a Van Gaal.

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Sobre la firma

Ramon Besa
Redactor jefe de deportes en Barcelona. Licenciado en periodismo, doctor honoris causa por la Universitat de Vic y profesor de Blanquerna. Colaborador de la Cadena Ser y de Catalunya Ràdio. Anteriormente trabajó en El 9 Nou y el diari Avui. Medalla de bronce al mérito deportivo junto con José Sámano en 2013. Premio Vázquez Montalbán.

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