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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

ETA pone notas

EL QUINTO comunicado de ETA tras la tregua habla de todo excepto de lo único que interesa a la mayoría. No acaba de decir que renuncia a imponer por la fuerza su propio programa. Mientras no lo haga, nada de lo que diga podrá ser tomado en consideración. Los partidos nacionalistas, cuya credibilidad se ve condicionada por esa resistencia de ETA a desaparecer del escenario, deben ser mucho más exigentes al respectoEn septiembre, ETA condicionó la continuidad de la tregua a los avances registrados en el camino hacia sus objetivos. Ahora pasa revista y califica. Suspende a los más reticentes, reprende a los tibios, elogia los esfuerzos de los más próximos por abandonar el error. Todo ello, con un lenguaje solemne y una argumentación pueril, como de tebeo. Plantear el problema en términos de guerra secular entre Euskal Herria y España-Francia supone pasar por encima de la diferencia de intereses, sensibilidades, afectos, ideologías que hay detrás de cada uno de esos campos.Y no basta invocar el "solar sobre el que se construirá Euskal Herria" -frase digna de Telesforo Monzón- para que esas diferencias se esfumen.

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El comunicado hace inventario de los avances registrados: el trasvase de PNV y EA del autonomismo al soberanismo en Estella, y su consecuente participación en la Asamblea de Municipios, la movilización por el acercamiento de los presos, las iniciativas en favor del euskera y de un departamento vasco en Francia. ETA no parece dudar de la sinceridad de esas conversiones o adaptaciones, y la hipótesis de que puedan ser en parte resultado de la coacción terrorista no le parece un reproche. Afirma que "sería un terrible error olvidar que hemos llegado a la actual situación a través de la lucha y la dignidad", conceptos que incluyen, por ejemplo, bombas en supermercados o asesinatos de concejales.

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En función de esos avances, ETA sigue otorgando un voto de confianza a aquellos a quienes dirige en exclusiva su mensaje: las fuerzas nacionalistas. Seguirá el alto el fuego pese a que "aún no se han cumplido algunos de los requisitos puestos sobre la mesa". Parece desaparecer, por tanto, la exigencia de una negociación ETA-Gobierno que reapareció en el escrito del 22 de diciembre. Aparentemente, volvemos a la situación del primer comunicado: ETA delega en los partidos nacionalistas la defensa de los intereses compartidos, dando por supuesto que éstos son los que sólo ETA proclamaba hasta Estella. La vanguardia armada se mantiene vigilante, presta a intervenir si la dinámica hacia la independencia se interrumpiera.

Ese planteamiento nada tiene que ver con la democracia. Equivale a advertir a la población de que si se diera una mayoría de partidos no nacionalistas, o no soberanistas, estaría justificada la vuelta a los atentados. No son los tanques que cita el comunicado, sino el pluralismo de la sociedad vasca lo que obstaculiza la realización del ideal independentista de ETA. Ahora que el PNV y EA han conseguido ganarse la confianza de ese mundo, deberían aprovechar para explicarles que las cosas no son tan simples como parecen cuando se escribe un comunicado. Y que el mundo no se inauguró en Lizarra.

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