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Tras la pista, los romanos

Las obras de ampliación del aeropuerto ponen en peligro los restos arqueológicos de una villa del siglo II

Vicente G. Olaya

Donde ahora el Ministerio de Fomento quiere construir dos nuevas pistas del aeropuerto de Barajas, hace casi 2.000 años se levantaba una villa romana. Era un complejo agropecuario propiedad de algún terraniente de la época. Las instalaciones se asemejaban a los actuales cortijos andaluces y estaban compuestas por un cuerpo central, donde vivía el propietario, y diversas salas de estar o triclinios, baños y casas de servidumbre.En mayo de 1997, y como consecuencia de una extracción de áridos efectuada para las obras de la tercera pista, los restos de la villa romana, oculta bajo toneladas de tierra durante siglos, volvió a salir a la luz. Los arqueólogos de la Comunidad, al conocer el descubrimiento, acotaron la zona para evitar males mayores. Y así quedó el hallazgo a la espera de los informes definitivos sobre su importancia.

Los estudios finales serán presentados en las próximas semanas por la Comunidad al Ministerio de Fomento. En estos documentos, según fuentes consultadas, se destaca que las nuevas pistas de Barajas no sólo afectarían a la villa romana, sino a varios yacimientos de la edad de bronce y del hierro.

Las riberas de los grandes ríos -el Jarama bordea la zona de ampliación del aeropuerto- fueron las zonas elegidas para ubicar los asentamientos humanos durante siglos. Los ríos, además de asegurar el abastecimiento de agua de las poblaciones, eran excelentes vías de comunicación, de ahí la profusión de yacimientos situados junto al Jarama. Sin embargo, aún no se ha tomado una decisión definitiva para estos restos, por dos razones: todavía no existe constancia oficial de que las anunciadas pistas vayan a construirse sobre los terrenos donde se ubica la villa -aunque así lo anunciase la semana pasada el ministro de Fomento, Rafael Arias-Salgado- y aún se desconoce si merece la pena trasladar a otro lugar la edificación romana o, por el contrario, su escasa importancia haría aconsejable dejarla enterrada.

Ayer, casi dos años después del descubrimiento de la villa, Franco González, concejal de IU, denunció el abandono del yacimiento y su previsible destrucción por las obras de ampliación de Barajas. De hecho, ayer era visible, a escasos metros de los restos de la villa romana, el enorme hueco dejado por las extracciones de áridos. La zona protegida por los arqueólogos es un rectángulo de unos 200 metros de ancho por 300 de largo, pero las cuerdas que lo delimitan habían sido rebasadas por las máquinas en algunos lugares.

"Están trabajando sin licencia de nadie. Están haciendo un ingente movimiento de tierras en esta zona de la vega del Jarama sin permiso de la Comunidad, ni del Ayuntamiento, ni de la Confederación Hidrográfica del Tajo, cometiendo un atentado no sólo con estos yacimientos aún sin catalogar, sino con los acuíferos que hay bajo tierra", afirmó el edil.

González añadió que "la destrucción de los restos" más allá de la zona delimitada por los arqueólogos "es evidente". "¿Quién dice que a unos metros de distancia no había otro tipo de construcción también valiosa?", se preguntó en voz alta. El territorio de la actual Comunidad de Madrid no fue una región importante en época romana, a diferencia de las zonas mediterráneas. Su situación central la convertía en un lugar de paso hacia áreas más ricas o desarrolladas, pero sin que eso implicara su crecimiento. No tenía ni muchos ni grandes núcleos urbanos.

La única población que podía haberse denominado municipio fue Complutum, la actual Alcalá de Henares. El resto del territorio estaba dominado por algunos centros de población menores y, sobre todo, por explotaciones agropecuarias de diversa importancia: las villas. Estas construcciones surgen con fuerza a partir del siglo II de nuestra era, cuando el Imperio Romano atravesaba una profunda crisis económica. Vivir en las ciudades resultaba incómodo y peligroso, y los personajes más ricos fundaban sus propias quintas a las afueras de los grandes núcleos urbanos.

Los arqueólogos calculan que otras ocho villas pudieron levantarse en los alrededores de la zona de Barajas-Coslada-San Fernando. En Madrid se conoce la existencia de este tipo de edificaciones romanas en Getafe, Villalbilla, Alcalá, Torrejón, Villaverde, Ajalvir y Valdetorres.

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Sobre la firma

Vicente G. Olaya
Redactor de EL PAÍS especializado en Arqueología, Patrimonio Cultural e Historia. Ha desarrollado su carrera profesional en Antena 3, RNE, Cadena SER, Onda Madrid y EL PAÍS. Es licenciado en Periodismo por la Universidad CEU-San Pablo.

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