EEUU y Cuba figuran como corresponsables de la barbarie
Durante 19 meses, un equipo de 269 especialistas de 31 países, coordinados por el español Fernando Castañón, funcionario jurídico de la ONU, se encargó de la recolección y el procesamiento de los datos: más de 8.000 testimonios y 42.275 muertos fueron escribiendo esta memoria del silencio, la mayor muestra jamás reunida en Guatemala.El informe de la Comisión para el Esclarecimiento Histórico, al contrario de la Comisión de la Verdad de El Salvador, no identifica culpables de forma individual ni tiene efectos judiciales. Pero sí ofrece elementos para futuras demandas particulares y formula 83 recomendaciones que las partes deberían acatar. La más comprometida es que el Gobierno constituya una comisión, formada por tres personas de "irreprochable trayectoria democrática", que examine el comportamiento de los mandos militares durante la guerra, de forma que, a la luz del informe, se profundice en la depuración del Ejército. La magnitud y la irracionalidad de la violencia, dice el informe, no se explica simplemente por el enfrentamiento armado entre Ejército y guerrilla. La responsabilidad y la participación se extienden al resto de la sociedad (partidos políticos, grupos económicos, iglesias y organizaciones civiles), pero también a aquellos países -EEUU y Cuba- que convirtieron a Guatemala en una sangrienta casilla del tablero de la Guerra Fría.
Según la Comisión para el Esclarecimiento Histórico (CEH), la estrategia anticomunista de Estados Unidos asumió en Guatemala un sentido "antirreformista", primero; "antidemocrático", después y, finalmente, "contrainsurgente y criminal". Hasta mediados de los años ochenta, no sólo "hubo fuertes presiones" del Gobierno y de empresas estadounidenses para mantener "la arcaica e injusta estructura socioeconómica del país", sino que, además, la Agencia Central de Inteligencia (CIA) de EEUU apoyó algunos operativos ilegales del Estado guatemalteco.
Reparación moral
Por el otro lado, el respaldo de Cuba a la guerrilla impuso la lucha armada como única vía y alimentó la intolerancia política y la polarización entre los grupos de oposición. De ahí que el informe recomiende que "aquellos países que prestaron ayuda económica y militar a las partes" sufraguen ahora, junto al Estado guatemalteco, los costes de un programa nacional de reparación moral y material a las víctimas. El informe menciona específicamente a dos países: Estados Unidos y Cuba.
Hasta ahora, la Comisión para el Esclarecimiento Histórico ha alabado la colaboración de Estados Unidos, que ha brindado un importante apoyo financiero a la investigación, ha desclasificado documentos que se mantenían secretos y ha aportado información valiosa. El régimen cubano, de momento, no ha abierto la boca.
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