La UE quiere que el cambio de divisas cueste menos que antes del euro
La Comisión Europea postuló ayer que las comisiones bancarias por transacciones de divisas integradas en el euro se rebajen entre un 20% y un 30% respecto a las tarifas anteriores a la introducción de la moneda única, que eran, paradójicamente, inferiores a las que se están cobrando actualmente. En España eran inferiores al 1% y hoy oscilan entre el 1% y el 3%.El portavoz del comisario de Asuntos Monetarios, Yves-Thibault de Silguy, se negó a concretar un tope, alegando que corresponde al mercado, pero destacó que hay dos componentes en las comisiones bancarias por divisas. Uno corresponde a la contrapartida al banco porque asume el riesgo del tipo de cambio, cifrado entre el 20% y el 30% del importe de la comisión. Habiendo desaparecido ese riesgo para las monedas integradas en el euro, porque están ancladas por tipos de cambio fijos e irrevocables, lo propio es que esa parte del coste desaparezca. El otro es la manipulación de los billetes físicos o los apuntes informáticos, única tarea que justifica el cobro de una comisión.
Ninguno de los portavoces se atrevió a predecir si, con el fracaso de la autorregulación bancaria como mecanismo para reducir las comisiones, la Comisión emprenderá la vía alternativa, que inicialmente rechazó, esto es, dictar una directiva imponiendo topes. "Es prematuro definirse", alegaron, quizá a la espera de los resultados obtenidos en la inspección realizada el pasado martes en oficinas de ocho bancos europeos, a la búsqueda de una supuesta concertación -ilegal, según el artículo 85 del Tratado- en los precios de las comisiones.
Riesgo de las entidades
Sin embargo, el portavoz del comisario de la Competencia, Karel Van Miert, sí recordó cuáles son los riesgos que afrontarían las entidades bancarias, si se demostrase que se han confabulado para suprimir la competencia entre ellas por este concepto: una multa de hasta el 10% de su cifra de negocios, sus recursos ajenos. Los eventuales clientes perjudicados deben guardar sus comprobantes, advirtió el comisario europeo, porque generarían derecho a una compensación, pactada o judicial entre las partes.
Pese a que las inspeccionadas eran entidades bancarias españolas (Argentaria y BBV), italianas (Cassa di Risparmio di Lombardia y Banca Commerciale), francesas (Société Générale y Crédit Agricole) y alemanas (Deutsche Bank y Dresdner Bank), las principales sospechas sobre el origen de la posible concertación recaen en los bancos holandeses.
El problema para la investigación es que en Holanda era un secreto de polichinela, y la Comisión temía que las entidades más afectadas hubiesen destruido las pruebas. Por eso fueron a buscarlas a otros países.
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