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Una exposición reúne en Santiago a Bacon y Freud con sus epígonos

El Auditorio de Galicia resume en 80 cuadros medio siglo de pintura

Xosé Hermida

Su miembro más ilustre, Francis Bacon, rechazaba el término Escuela de Londres porque, según él, no ha habido desde el impresionismo otra escuela pictórica. Pero, pese a la controversia, al final se impuso la denominación inventada por Kitaj, uno de sus integrantes, para designar al grupo de creadores británicos que, tras la II Guerra Mundial, decidió regresar a la figura humana y al paisaje. Santiago reúne ahora una muestra con 80 obras.

Exista o no tal escuela, en ella se adscriben algunos artistas indispensables de la segunda mitad de este siglo, como el propio Bacon o Lucien Freud, que protagonizan la exposición inaugurada este fin de semana en el Auditorio de Galicia, de Santiago de Compostela.La muestra llegó a Santiago desde París, una ciudad que fascinaba a los miembros de la escuela, muy influidos por esa estética del desamparo que el existencialismo sembró en la Francia de la posguerra. Los integrantes del grupo vivían en Londres, pero nunca cayeron en la vieja tentación británica del aislacionismo. Y, sin embargo, resalta Michael Peppiatt, uno de los dos comisarios de la muestra, excepto Bacon y Freud, muchos de estos artistas son aún poco conocidos fuera del Reino Unido y de algunos círculos de Estados Unidos, y algunos de ellos "apenas han expuesto en Europa".

Dos generaciones

La exposición reúne ochenta cuadros, junto a fotografías y cartas personales, de una docena de artistas encuadrados en dos generaciones. La primera, la de Bacon, Freud, Kitaj, Kossoff o Mason, se desarrolló a partir de los cincuenta. La segunda alcanzó su esplendor en los ochenta, como parte de un renacer general de la figuración pictórica. El más joven, con 40 años, es Tony Bevan, a quien algunos han llamado el nuevo Bacon por la rotundidad de sus retratos humanos.

Los miembros originales de la escuela eran un "rebaño de solitarios", en expresión de Kitaj, un grupo que se sentía "como Robinson Crusoe", buscando modelos dispuestos a posar para ellos durante horas mientras el resto del mundo se perdía fervorosamente entre los laberintos de la abstracción. Se juntaron en Londres, "este extraño, viejo, agotado, extremadamente singular lugar", según descripción del mismo Kitaj. Sin embargo, sólo uno de ellos, Leon Kossoff, era un auténtico londinense. Bacon nació en Dublín de padres ingleses; Freud y Auerbach, en Berlín; Kitaj, en Cleveland (Ohio); Andrews, en Norwich, y Mason, en Birmingham. Por eso, dice Peppiatt, todos ellos "están más allá de una herencia específicamente británica". La segunda generación también incluye a una artista de origen portugués, Paula Rego, y a un inglés asentado en Nueva York, Bill Jacklin. Pero esta hornada, que rinde tributo expreso al grupo de Bacon, creció en circunstancias muy diferentes. "En los años ochenta, salirse de la abstracción ya no era tan inusual como en los cincuenta", comenta Jill Lloyd, comisaria de la parte dedicada a los artistas más jóvenes; "de hecho, la figuración pictórica estaba empujando en todo el mundo. Por eso, la segunda generación es incluso más figurativa que la primera: encontramos en ella menos rasgos abstractos".

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Sobre la firma

Xosé Hermida
Es corresponsal parlamentario de EL PAÍS. Anteriormente ejerció como redactor jefe de España y delegado en Brasil y Galicia. Ha pasado también por las secciones de Deportes, Reportajes y El País Semanal. Sus primeros trabajos fueron en el diario El Correo Gallego y en la emisora Radio Galega.

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