Nuevas estrellas de las profundidades marinas llegan a los acuarios
Varios kilómetros por debajo de las turbulentas aguas de la bahía de Monterrey, en California, biólogos equipados con un enorme robot sumergible y avanzado equipo están recogiendo algunas de las criaturas más extrañas conocidas por el ser humano.Si los biólogos del Acuario de la Bahía de Monterrey consiguen mantener vivos estos extraños animales después de traerlos desde el abismo, como dicen que pueden, los investigadores planean una exposición de más de 40 especies el próximo mes de marzo, la mayor jamás realizada de fauna de las profundidades marinas. Muchas de estas criaturas no se han visto jamás en un acuario. De hecho, hace tan sólo una década apenas los había visto nadie, porque habitan las paredes y los lechos de oscuros cañones sumergidos a más de 900 metros de profundidad.
Aunque desde hace varios años se utilizan robots manejados por control remoto para obtener animales de las profundidades marinas, pocas especies sobrevivieron largo tiempo fuera de su hábitat. Entre esas extrañas criaturas se encuentran los corales seta (un tipo de coral blando que, cuando se cierra, adquiere una forma similar a una seta, de ahí su nombre), tunicados depredadores, látigos de mar, cangrejos araña, zoarces, plumas de mar, y peces rata. "La mayor parte de la gente ha visto documentales de televisión sobre la vida marina, pero esos programas tratan por lo general de lo que hay en los primeros 45 metros de profundidad", explica Gil Van Dykhuizan, un biólogo del Acuario de la Bahía de Monterrey. "Hemos capturado criaturas que están a varios cientos de metros, criaturas tan extrañas que parecen alienígenas, y hemos aprendido a mantenerlas vivas. La mayor parte de la gente no verá nada como esto en toda su vida".
Cañón sumergido
Bajo la pintoresca bahía de Monterrey hay un cañón sumergido con más de 3.000 metros de profundidad y escarpados precipicios rocosos, que tiene una gran riqueza de extrañas y esquivas especies marinas.
La exposición de especies abisales, que ocupará un espacio de 2.000 metros cuadrados, se centrará en tres de los hábitats descubiertos en el cañón de la bahía de Monterrey: los hábitats intermedio, de la pared vertical del cañón y del lecho marino. El acuario ha gastado más de 700 millones de pesetas en la última década para preparar la exposición. Pero recoger y mantener estas delicadas especies no es nada sencillo. El éxito de la exposición dependerá de muchos factores fuera del control de los biólogos. Hay muchas posibilidades de que las cosas salgan mal, y a menudo así es.
Muchos animales de las profundidades marinas perecen fuera de las condiciones extremas de las profundidades, donde el agua ejerce una enorme presión, las temperaturas son gélidas, la comida y el oxígeno escasos, y no hay luz solar. Los cambios de esas condiciones pueden causar la muerte inmediata de algunas especies.
"Estamos intentando hacer algo que nunca se había hecho antes, así que supongo que se puede decir que navegamos sin cartas", dice Edward Seidel, un biólogo del acuario. "Pero hemos aprendido tanto en los últimos años que creemos que podemos conseguirlo".
El problema se vio claramente el año pasado cuando los biólogos del acuario buscaban desde su barco, el Point Lobos, un tunicado depredador, un animal que se alimenta filtrando el agua con una túnica gelatinosa y que será la estrella de la exposición. El estado de la mar los obligó a abandonar la expedición después de tres horas de mareo. Al día siguiente, los biólogos lo intentaron otra vez. La tripulación de su barco introdujo el robot, un sumergible gigante manejado por control remoto, en aguas relativamente tranquilas. El robot, adaptado de un modelo empleado en las prospecciones petrolíferas, está equipado con sonar, cámaras de vídeo, luces sumergibles, sensores, herramientas para conseguir muestras y aparatos de recogida. Los científicos controlan su descenso hacia el fondo del cañón a través de las pantallas en color situadas en la sala de control del Point Lobos.
En el pasado, los biólogos podían mantener los tunicados depredadores vivos en tanques de acuario, pero sólo durante seis u ocho meses. Pero después de proporcionar a los tunicados un medio ambiente frío y pobre en oxígeno, los biólogos ya pueden mantenerlos vivos durante más de dos años.
A profundidades entre 500 y 850 metros, las concentraciones de oxígeno de la bahía de Monterrey son 100 veces inferiores a las de la superficie. La mayor parte de los peces de superficie morirían asfixiados, pero las especies de la zona sobreviven porque tienen un índice de metabolismo bajo y extraen el oxígeno con eficacia.
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