Hechos
El señor Edwards (EL PAÍS del 4 de febrero) reprocha a quienes se encarnizan con Pinochet (entre ellos, el juez Garzón) el hecho de no tener en cuenta las circunstancias atenuantes: el ex dictador habría tenido el impulso patriótico de salvar a Chile del caos económico, del vacío de poder y de la amenaza comunista que representaba el Gobierno de Allende. Los hechos, perfectamente documentados, que incluyen documentos "desclasificados" de la CIA (informe de la Comisión Church, del Senado de EEUU: Alleged Assassination Plots Involving Foreing Leaders, noviembre de 1975; Jac Forton: L"impunité au Chili, CETIM, Ginebra, 1993; Seymour Hersch: The price of power, Kissinger in the Nixon White House, 1983, Summit Books, Nueva York; diario Le Monde: "Quand Nixon voulait étrangler le Chili", 11 de diciembre de 1998, página 14; Pierre Kalfon: Allende, Chili, 1970-1973, Chronique, editorial Atlántica, 1998), son bien diferentes. La Administración norteamericana estaba dispuesta a impedir por cualquier medio la llegada al poder en Chile de una coalición de izquierdas, y ya en las elecciones de 1964 financió a los partidos conservadores y a la prensa adicta, en particular a El Mercurio. El Mercurio (donde escribía el señor Edwards) recibió, entre 1971 y 1972, 1.665.000 dólares.
Cuando Allende obtuvo la mayoría relativa en las elecciones del 4 de septiembre de 1970 y antes de que el Congreso chileno lo consagrara presidente el 24 de octubre, el comité asesor de Nixon encargado de operaciones secretas (Comité 40), presidido por Kissinger, decidió la opción violenta en Chile, y así lo comunicó a la agencia de la CIA en Chile el 21 de septiembre (cables 236 y 240). El primer resultado de la "nueva vía" fue el asesinato, el 23 de octubre, del general Schneider, comandante en jefe del Ejército y ciudadano respetuoso de las instituciones democráticas.
El "caos económico" durante el Gobierno de Allende consistió en el sabotaje deliberado de la economía chilena por parte de Estados Unidos. Pinochet no tiene, pues, circunstancias atenuantes, sino agravantes: la de haber sido un simple ejecutante de las decisiones adoptadas en Washington.
El cuadro de la catadura moral de Pinochet se completa con hechos tales como haberle confirmado la lealtad de las Fuerzas Armadas al ministro de Defensa de Allende pocas horas antes del golpe de Estado, haber mandado asesinar a su amigo y camarada de armas el general Prats (quien lo había recomendado a Allende para sucederlo como comandante en jefe del Ejército) y haber colaborado con los británicos durante la guerra de las Malvinas. Pinochet es famoso por la actitud servil que tenía ante sus superiores. Una prueba más de su vocación lacayuna.
El mensaje del artículo del señor Edwards es claro: frente a un presidente débil y medio borrachín como Allende, que había generado el caos económico y el vacío de poder, hacía falta un hombre duro y austero como Pinochet, quien, aunque cometió algunos "excesos", tiene el mérito de haber salvado a Chile del "comunismo". Como querían Nixon y El Mercurio.- . Abogado, representante de la Asociación Americana de Juristas ante la ONU en Ginebra.
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