El nuevo rey latino

Penúltimo galán musical en la línea dinástica por el título de rey latino, sucesor por tanto del multivendedor Ricky Martin, Manny Manuel presentó en Madrid su espectáculo a base de trópico, merengue, boleros, sudor, sonrisas, color y baile; mucho baile. Desde sus inicios en el grupo Los Sabrosos del Merengue, Manny es de esos intérpretes que son capaces de pasar por el tamiz del contagioso ritmo dominicano cualquier canción con suficiente trasfondo romántico. Manuel, acompañado de un numeroso y vigoroso grupo de músicos que apenas cabía en el escenario, salió desde el primer compás al grito de "¡Hay que bailar!" y, dando ejemplo, le guardaban las espaldas cuatro bailarines que no pararon de evolucionar durante todo el show.Tres elepés tiene este cantante de voz pulida y físico agradable -algo cargado de kilos con respecto a las fotos de promoción-, con los que ha vendido el millón largo de copias en todo el mundo. En España ha sido disco de oro con su último elepé, Es mi tiempo -50.000 discos facturados- y eso se reflejó en la buena asistencia de público que registró el local. En cuanto a los temas, este intérprete parece tener considerablemente más gusto a la hora de escoger su repertorio: las canciones son distintas unas de otras -aunque todas ellas hablan de amor apasionado- y de vez en cuando sorprende con un bolero atacado con fiereza, a la manera barroca de Luis Miguel.

Quizá sean Cómo duele y Si una vez -su primer éxito a escala internacional- los temas mejor ejecutados y que más celebró la concurrencia. Pero es que Manny, todo simpatía, también se atrevió a merenguizar el Corazón partío -osadía- y Sólo se vive una vez, del dúo Azúcar Moreno, amén de una más que correcta revisión del Somos novios de Manzanero. Manny Manuel, que en todo momento se mostró exultante de tocar en Madrid -en Canarias es todo un fenómeno-, triunfó en la capital, mostrando sus poderes para ser el nuevo rey latino.