Belgrado mantiene que "en ningún caso" aceptará tropas extranjeras en Kosovo
El ministro yugoslavo de Exteriores, Zivadin Jovanovic, aseguró ayer en Belgrado que su país no aceptará "en ningún caso" la presencia en su suelo de una fuerza militar extranjera encargada de garantizar un eventual acuerdo de paz sobre Kosovo. "Nuestro acercamiento a una solución pacífica excluye", dijo Jovanovic, "todo uso de la fuerza o de amenaza de fuerza que provenga del exterior, ya que sería un factor de desestabilización y de incitación al terrorismo y al separatismo y eso no tendría nada que ver con la paz y el diálogo".
El jefe de la diplomacia yugoslava respondió así a la pregunta de los informadores durante una conferencia de prensa celebrada tras entrevistarse con su homólogo griego, Teodoros Pangalos. En el mismo acto, Jovanovic reiteró la posición que la delegación serbia mantiene en las negociaciones con los albano-kososvares en el castillo de Rambouillet, en las afueras de París: Belgrado no se opone a la autonomía de Kosovo, siempre que se respete completamente la integridad y soberanía territorial de Yugoslavia y Serbia, y que en Kosovo se respete, a su vez, la igualdad entre las comunidades étnicas y nacionales de acuerdo con las normas europeas e internacionales en materia de derechos humanos y minorías. El rechazo del ministro de Exteriores yugoslavo al envío de una fuerza internacional encargada de proteger el proceso autonómico de Kosovo refleja la falta de acuerdo existente en Rambouillet pero, pese a la expresión "en ningún caso", no adelanta necesariamente la posición final de la delegación serbia. Esta es, al menos, la interpretación de algunas fuentes diplomáticas vinculadas al Grupo de Contacto (Alemania, EEUU, Francia, Reino Unido, Italia y Rusia) que tratan de ser optimistas pese a que la delegación serbia y la del Ejército de Liberación de Kosovo (ELK), integrada en la delegación albanesa, continúan ocupando pisos distintos, evitan negociar directamente y no han pasado del preámbulo del potencial pacto, lo que lleva a otras fuentes a reconocer lo complicado que va a ser alcanzar algún acuerdo.
Los mediadores, a quienes se sumaron ayer los ministros de Exteriores de Francia y Reino Unido, Hubert Védrine y Robin Cook, respectivamente, acentúan la presión sobre ambas delegaciones para alcanzar un principio de acuerdo antes de la reunión que el Grupo de Contacto quiere mantener el domingo en París. Cook no sonó optimista: "No esperen milagros", comentó en público. El acuerdo "no va a conseguirse de inmediato, como si nada".
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