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La verja de Melilla obliga a las mafias a cambiar de ruta a los subsaharianos

"El modelo es Melilla, donde tenemos la certeza de que la nueva valla que se está acabando de construir ha frenado la entrada de inmigrantes irregulares subsaharianos", al obligar a las mafias a cambiar sus rutas, afirma José Ramón Ónega, director general de Política Interior. La situación en esta ciudad ha cambiado radicalmente: mientras el 16 de diciembre de 1997 había 909 inmigrantes procedentes del África negra, un año después sólo hay la décima parte. Exactamente 98. El problema son ahora los 436 argelinos que supuestamente han logrado colocarse confundidos entre los más de 25.000 marroquíes que cruzan a diario desde la provincia de Nador a Melilla sin tener que pasar ningún trámite. En febrero de 1998 había 152 inmigrantes subsaharianos irregulares en Melilla, pero las cifras habituales fueron cayendo en picado a partir del verano pasado, hasta situarse en septiembre en sólo 45, según las estadísticas del Ministerio del Interior. Las autoridades atribuyen este descenso, en buena parte, a la construcción de la nueva valla fronteriza. De forma paralela, las mafias que controlan el tráfico de seres humanos han comenzado a desviar sus redes hacia Ceuta, al advertir las crecientes dificultades que implica burlar los controles establecidos en el perímetro melillense.

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Mientras la verja aún no acabada ya ha servido supuestamente para frenar la irrupción de personas procedentes del África subsahariana en Melilla, no ocurre lo mismo con los argelinos. Si en diciembre de 1997 había 180 personas llegadas de Argelia, esa cifra se ha elevado hasta 436, siguiendo la tónica ascendente registrada a lo largo del año pasado. La alta concentración de argelinos en Melilla contrasta con la situación que se da en Ceuta, donde a fecha de ayer se contabilizaban únicamente 80 inmigrantes de esta nacionalidad, junto a 1.855 subsaharianos.

Las autoridades españolas relacionan la incesante llegada de argelinos en situación irregular a Melilla con el hecho de que cada mañana entran en esta ciudad entre 25.000 y 30.000 marroquíes que horas después regresan a su país. El acceso de esta multitud, que provoca largas colas en la frontera, es presuntamente aprovechado por argelinos para colarse. El Ministerio del Interior tiene en proyecto construir nuevos puestos aduaneros en la frontera melillense -"porque los que hay ahora no son adecuados"- lo que permitirá agilizar los trámites y evitar que se formen las largas colas de la actualidad.

La práctica totalidad de los argelinos que llegan a Melilla solicitan asilo. Ónega asegura que "todas las peticiones se estudian caso a caso". Según el director de Política Interior, durante el último año se ha admitido a trámite la petición de unos 700 ciudadanos de Argelia en Melilla. Esto, según él, desmiente las acusaciones de diversas organizaciones no gubernamentales (ONG), que culpan al Gobierno de rechazar sistemáticamente las demandas.

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