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Borrell pide a Schröder que el recorte de los fondos no perjudique a España

Josep Borrell acude a Bonn convencido de que hay "un problema alemán" por su excesiva contribución a la Unión Europea y que hay que ayudar al canciller socialdemócrata Gerhard Schröder a resolverlo pero no en detrimento de los intereses de España. El candidato socialista a la Presidencia del Gobierno llegó ayer a Bonn, donde hoy se entrevistará con Schröder y sus ministros de Exteriores, Joschka Fischer, y de Finanzas, Oskar Lafontaine. Este último es también el líder del partido socialdemócrata (SPD).

Una semana antes de la visita de Borrell, la Comisión Ejecutiva Federal del PSOE fijó en un documento su postura sobre la reforma financiera de la UE. Schröder desea concluir esta negociación durante la presidencia alemana de la UE, que concluye en junio, pero está además empeñado en recortar la aportación alemana a las arcas comunitarias, que redunda en grandes beneficios para los socios menos desarrollados, como España. La ejecutiva socialista reconoció implícitamente el lunes pasado que existía un "problema alemán" y reprochó al presidente del Gobierno, José María Aznar, que se negase a aceptarlo. El jefe de la diplomacia española, Abel Matutes, empezó, sin embargo, a admitir la existencia de tal "problema" cuando el 16 de diciembre recibió en Madrid a Fischer.

Joaquín Almunia, el secretario general del PSOE, abundó en el tema el sábado en Viena, donde asistió a la reunión de los líderes socialistas europeos. Confesó la emergencia de un "problema alemán" porque, dijo, Bonn aporta más de lo que debiera.

"Se trata de que otros países ricos como Dinamarca, Holanda, el Reino Unido e incluso, por otras razones, la propia Italia, tengan saldos menos favorables con la Unión Europea para que la contribución alemana no sea desproporcionada y para que pueda mantenerse la cohesión" de la que España ha sacado tanto partido, señala Antonio Costa, portavoz parlamentario del PSOE para asuntos comunitarios.

Oposición flexible

El anfitrión alemán de Borrell tiene la intención de pedirle, según una fuente de la Cancillería en Bonn, que los socialistas sean flexibles en su oposición a José María Aznar sobre la política europea para facilitar un acuerdo sobre la financiación de la UE para el periodo 2000-2006 en la cumbre extraordinaria que Schröder ha convocado en marzo. En su documento, la ejecutiva ofrecía ya "al Gobierno su apoyo y colaboración" para conseguir varios objetivos en política europea. Tras la reunión con el canciller Schröder, que se celebrará a las 9.30, José Borrell tiene previsto dar una rueda de prensa para informar del desarrollo de la cita.

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Borrell será el tercero de los dirigentes socialistas españoles que en menos de una semana han desfilado por la capital federal. El primero fue, el miércoles, el ex presidente Felipe González, invitado, en principio, para discutir de la reanudación de su labor mediadora en la antigua Yugoslavia. El jueves le tocó el turno a Joaquín Almunia, y hoy al candidato, al que Schröder pidió por teléfono a principios de mes que le hiciese una visita. Ambos políticos no se habían visto desde agosto, cuando faltaban dos meses para que Schröder accediese a la Cancillería. El próximo viernes Lafontaine cenará en Madrid con la cúpula del PSOE.

Más allá de hablar de Europa, la frecuencia de los contactos socialistas hispano-alemanes supone un acercamiento entre dos partidos que la amistad de Felipe González con el excanciller democristiano Helmut Kohl contribuyó a alejar. "Que duda cabe de que la salida de Kohl propicia un mejor entendimiento", reconoce Costa.

PSOE y SPD tuvieron una estrechísima relación a mediados de los años setenta, cuando el líder socialdemócrata Willy Brandt ayudó a los socialistas españoles a organizarse en la España en transición a la democracia.

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