En torno a la creación literaria

En la primavera de 1993 tuve la fortuna de asistir, en la Universidad Autónoma de Madrid, a una conferencia de Gonzalo Torrente Ballester (GTB), titulada En torno a la creación literaria. Fue una charla espléndida, útil, llena de sabiduría y espíritu docente.Inició su conferencia recordando que Freud, en 1907, hablaba de que aún no se había descubierto el misterio de la creación artística o poética. GTB rechaza la palabra misterio y prefiere el término secreto para definir este proceso de creación literaria. Él afirma que la base de toda creación artística está en la experiencia y que el escritor debe vivir experiencias. La experiencia es una relación dialéctica y compleja del hombre con la realidad. La memoria almacena esas experiencias y las conserva en los recuerdos.

El escritor debe usar esa memoria de las experiencias y modificarlas por medio de la imaginación, que las hace aptas para la obra poética. Debe luego ordenarlas, siguiendo un principio que las haga coherentes, según un fin previsto de antemano. La cohesión que ordena los materiales dará lugar a la poesía, al drama o a la narración. Finalmente, la palabra es el instrumento indispensable del que no se puede prescindir y el que da la calidad a la obra literaria.

Recordó Torrente que desde 1907 hasta 1993 se ha avanzado mucho y que el misterio enunciado por Freud ya es mucho más pequeño. Lo que pasa es que los avances en las técnicas de investigación literaria han podido explicar sólo los aspectos intelectuales -racionales- del proceso creativo, pero se ha avanzado muy poco en la explicación de la ocurrencia del escritor, que se basa, sobre todo, en elementos del subconsciente, que se ponen en movimiento para crear el núcleo de la obra poética, especialmente los personajes que llegan a tener vida propia, como los de Shakespeare o los de Cervantes, que se explican por sí mismos, a diferencia de otros, como los de Molière, que son explicados por los demás. Todo este proceso artístico y vital se expresa por las palabras, que son los elementos claves de esta alquimia. Si uno es escritor, esas palabras deben ser palabras organizadas según un principio de cohesión. Éste es el oficio de un escritor.

Acabó Torrente su magistral conferencia e interrumpió los aplausos del público diciendo: "No aplaudan, pregunten". Ante una pregunta sobre la diferencia entre la obra Romeo y Julieta y un culebrón explicó que está en la calidad poética -es decir, en el uso de las palabras-, algo que sigue siendo indefinible e inexplicable. El núcleo de la creación artística es irracional e intuitivo. Aunque seamos ya muy diferentes a nivel tecnológico, a nivel moral somos muy parecidos a los antiguos. Aún sentimos, soñamos y creemos cosas muy parecidas a lo que hicieron los griegos clásicos. El riesgo de la cultura es descubrirnos a nosotros mismos tal como somos, sin disfraces ni tapujos. Ahora, cuando GTB ha tenido que abandonar la esfera de este mundo real, nos queda a todos el agradecimiento a su sabiduría vital y la esperanza de que en sus muchos y variados libros sigue viviendo su espíritu magistralmente organizado en combinaciones de bellas palabras. Gracias, maestro.