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Los pozos de la discordia

,El olor a húmedo que desprenden las paredes de los aljibes árabes del siglo XI parece mezclarse con el sonido ahogado del raspeo de una guitarra flamenca. Olor y sonido fueron siempre de la mano desde 1969, fecha en la que la reconocida entre los entendidos peña El Taranto firmara contrato con el Ayuntamiento de Almería que, en aquel entonces, se regía por los designios del alcalde Gómez Angulo en los estertores de la etapa franquista. 12.000 pesetas anuales y un contrato prorrogable cada cinco años fueron los términos del acuerdo para que esta asociación disfrutara de un local que no despertaba interés alguno para las autoridades. Desde aquel entonces El Taranto se labró su tradición de cante. Grandes voces, guitarristas y palmeros convirtieron los aljibes en la "Capilla Sixtina del flamenco", como los denominaron Antonio Mairena y Paco Vallecillo en una de sus visitas. La ubicación de la sede social de la peña en los destartalados pozos árabes sólo fue posible con una rehabilitación a cuenta de la propia asociación y un mantenimiento constante de las instalaciones. "Es imposible calcular la inversión realizada por la peña porque muchos socios pusieron su mano de obra y su trabajo en aquellos años", explica el secretario, Antonio Zapata. "Había que blanquear con relativa frecuencia. Otras veces se trataba de un recambio de tuberías. Era fácil invertir en torno a las 300.000 pesetas anuales para que aquello se mantuviera", añade Zapata. Según cuentan los socios -casi unos 200 almerienses amantes del flamenco- la ilusión y la unión entre ellos se mantenía con el encanto que los aljibes despertaban. Políticos como Fraga o Julio Anguita, intelectuales como Alberti o Fernando Quiñones sucumbieron ante el embrujo de las voces en aquel sótano que Camarón o Tomatito, Mairena o Juan Carmona el Habichuela afamaron más allá de las fronteras almerienses. Ahora, tras casi 30 años de solera, la alerta ha corrido entre los incondicionales del flamenco que ven peligrar la idiosincrasia del Taranto por "culpa" de avatares administrativos. Una remodelación profunda en los aljibes, financiada por la Junta de Andalucía en algo más de 50 millones de pesetas, le ha valido al Ayuntamiento de Almería para "recuperar" el patrimonio histórico árabe. Este ha sido el motivo de la rescisión del contrato decretada por el alcalde de Almería, Juan Megino, que desea poner los aljibes a disposición de cualquier colectivo que lo solicite. La peña El Taranto, que no acepta una decisión "unilateral" por parte del alcalde, ya ha interpuesto un contencioso administrativo que está previsto se resuelva dentro de unos meses para recuperar su sede. Los aljibes volvieron ayer a abrirse tras más de un año de reparaciones con la presentación de un libro de poesía de Florentico Castañeda por parte de Juan Megino. Al acto también asistieron miembros de El Taranto para repartir entre los asistentes copias del contrato de 1969, los recibos de luz y agua pagados en el 98, declaraciones de "mala fe" realizadas por el equipo de gobierno municipal sobre la polémica vivida con los aljibes en el último año y un borrador de acuerdo de colaboración entre el Ayuntamiento y la peña. También criticaron que en las obras se ha eliminado un azulejo que conmemoraba la última actuación en público de Antonio Mairena. "Ofrecemos al Ayuntamiento una utilización conjunta", comenta Zapata, que asegura haber ofrecido pagar un alquiler proporcional al IPC actual.

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