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MÉXICO

Siguen saliendo bueyes

Con su faena al avacado Apóstol que hizo quinto, Enrique Ponce evitó el fracaso de la corrida, ya que, nuevamente, Teófilo Gómez envió una bueyada débil igual a la que padecimos en la corrida inaugural el pasado 8 de noviembre.A base de recursos, Enrique Ponce trasteó e hizo embestir a Apóstol, que dobló las manos dos veces. Aunque era soso el bovino, en un palmo de terreno se ligó series de redondos y naturales en los que con señorío bajó la pañosa, barrió la arena y corrió la mano con suavidad. Pero la emoción de mayor intensidad fue al final del muleteo, en el que concluyó con pases circulares, bellas trincherillas y cambios de mano. En la ejecución de un molinete, la res se quedó parada a mitad del viaje, pero el de Chivas lo supo sortear con un pase de su inspiración de dos vueltas. No cabe duda de que cuando el valenciano quiere hacer el toreo en serio lo consigue sin recurrir a sus habituales ventajas. Batalló con su segundo, un oponente que tenía medio recorrido y que dobló las manos tres veces, pero como su labor muleteril la brindó al matador Julio Robles, presente en el festejo, Ponce se esforzó por realizar un quehacer decoroso que inició con doblones, y, arrimándose, consiguió esbozar algunos buenos derechazos.

Gómez / Armillita, Ponce, Olmo

Toros de Teófilo Gómez, justos, excepto 4º, protestado por insignificante, y 5º, sin fuerzas; descastados y mansos, pitados todos en el arrastre.Armillita: pinchazo y estocada desprendida (división); estocada trasera baja (abucheo). Enrique Ponce: estocada perpendicular perdiendo la muleta y dos descabellos (aplausos); estocada caída (oreja). Mario del Olmo: dos pinchazos -aviso-, estocada caída y dos descabellos (silencio); tres pinchazos hondos -aviso- y bajonazo (ovación). Monumental Plaza México, 24 de enero. 12ª corrida de la temporada grande 98-99. Cerca del lleno.

Con el que abrió plaza, que reculó en varas, Armillita poco pudo hacer. Por más esfuerzo que el diestro hizo al quedarse quieto, sólo engarzó algunos naturales a un burel que nunca se entregó. Al salir el cuarto, que parecía un utrero, empezó la protesta, que llegó a generalizarse, pero el juez de plaza, Jesús Dávila, no devolvió a los corrales al ratón. La situación se transformó en un espectáculo bochornoso, pues el público no permitió torear al espada de Aguascalientes, quien, entre silbidos, olés de chunga y burlonas peticiones de indulto del minúsculo bicho, tuvo que abreviar.

Con mucha voluntad y tratando de agradar al respetable, Mario del Olmo recibió de hinojos con una larga farolada al tercero, un cornúpeta falto de fuerzas que dobló las manos en cuatro ocasiones. Con la pañosa estuvo muy valiente, pues de rodillas inició sus trasteos con pases cambiados.

Con el que cerró plaza, que también dobló las manos, pero éste lo hizo siete veces, el tlaxcalteca lució su percal llevando con elegancia al bovino al caballo y luego hizo un quite por rítmicas y desahogadas navarras. En su trasteo enseñó sus avances en el temple, pero sus desplantes eran innecesarios.

La afición se sintió defraudada por la pésima calidad del ganado, pues el cartel por el nombre de los toreros prometía más. Con esta corrida termina el compromiso del derecho de apartado (abono) de celebrar 12 corridas, pero la temporada grande 1998-1999 continuará hasta sumar un mínimo de 20 festejos. El próximo domingo, dia 31, repetirá Manuel Caballero, alternando con Manolo Mejía y un tercer espada que hoy, martes, se designará, así como la procedencia del ganado.

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