Nueva ola de violencia política en Suráfrica

Varios hombres armados con rifles automáticos irrumpieron el sábado por la noche en un funeral en la ciudad surafricana de Richmond, provincia de KwaZulu-Natal, y acabaron con 11 miembros de una misma familia pertenecientes al Congreso Nacional Africano (ANC). Otros ocho resultaron heridos. La matanza era la rápida respuesta al asesinato en la mañana del sábado de Sifiso Nkabinde, un carismático político expulsado en 1997 del ANC, acusado de espiar para el Gobierno en la etapa del apartheid y de ordenar el asesinato de 16 enemigos políticos

La policía detuvo, horas después de la matanza a tres de los presuntos asesinos y otro murió en un tiroteo con los agentes. No hay rastro, sin embargo, de los asesinos de Nkabinde, que ahora pertenecía al Movimiento Democrático Unido (UDM).Las autoridades consideran que la matanza de los 11 miembros del ANC es la vengaza política por el asesinato de Nkabinde y ha enviado a 800 efectivos de la Policía y el Ejército para evitar una reacción popular violenta. Algo que ya está ocurriendo. Las fuerzas de seguridad tuvieron que dispersar ayer con gases lacrimógenos a grupos de jóvenes que habían quemado dos casas en Richmond. Los jóvenes también dispararon contra la caravana en la que viajaba el ministro de Salud provincial, Zweli Mkhize. Nadie resultó herido, pero fueron detenidos cinco de los atacantes.

El presidente surafricano Nelson Mandela, ante tal situación de desorden, ha cancelado el viaje oficial que tenía previsto hacer ayer a Uganda.

Nkabinde encabezó la lucha de su organización por el control de KwaZulu-Natal contra el Partido de la Libertad Inkatha (IFP) que comenzó en 1986. Una lucha que ha costado a esa provincia 15.000 muertes. Las prácticas de Nkabinde fueron reveladas durante las sesiones de la Comisión de la Verdad formada tras el fin del apartheid.