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JUICIO AL PRESIDENTE DE EEUU

El Senado de EEUU busca una salida para acabar cuanto antes con el juicio de Clinton

Lewinsky regresa a Washington para declarar ante Starr y los congresistas republicanos

El Senado de Estados Unidos concluyó ayer la primera fase del juicio de Bill Clinton con el sentimiento mayoritario de estar metido en un lío del que hay que salir lo antes posible.La gente está más que aburrida por el caso Lewinsky, Clinton está reforzando su alto nivel de aprobación política con una campaña electoralista de propuestas muy populares, como la salvación del sistema público de pensiones de jubilación, y pocos creen que exista, ni vaya a existir, en el Senado la necesaria mayoría de dos tercios para destituirle. Los senadores discutían ayer en los pasillos cómo y cuándo salir del embrollo.

Casi todos los demócratas expresaban su deseo de votar el sobreseimiento del caso mañana mismo; los republicanos moderados decían que, antes de darlo por cerrado, prefieren esperar un poco, a fin de darle una mayor impresión de seriedad al proceso permitiendo la comparecencia de algunos testigos y, sobre todo, para no abofetear a sus correligionarios de la Cámara de Representantes, que procesaron a Clinton en diciembre y están ejerciendo de acusación ante el Senado. Por último, un grupo de senadores republicanos conservadores seguía insistiendo en continuar y culminar el juicio, dure lo que dure.

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Moción de sobreseimiento

La bomba la había arrojado en la noche del viernes el senador demócrata Robert Byrd. Este legislador, muy respetado por ambas facciones de la Cámara alta y poco amigo personal y políticamente de Clinton, anunció que presentará mañana una moción para sobreseer el caso. Su argumento no es ni mucho menos que las acusaciones carezcan de fundamento, sino que jamás reunirán la mayoría de dos tercios necesaria para declarar culpable y destituir al presidente."Voy a presentar esta moción", dijo Byrd en un comunicado, "no porque crea que el presidente no hizo nada erróneo. De hecho, creo que causó un gran daño a su familia, sus amigos y esta nación, y que ha debilitado la ya frágil confianza pública que había sido depositada en sus manos. Pero estoy convencido de que no existe ni jamás existirá la necesaria mayoría de dos tercios necesaria para condenarle. La prolongación del juicio sólo conseguirá profundizar el amargo efecto de división que este triste asunto ha aportado a nuestra nación".

Basta una mayoría simple -51 de los 100 miembros del Senado- para aprobar el cierre abrupto del caso propuesto por Byrd. Es seguro que la moción de sobreseimiento, que será presentada mañana, contará con un apoyo casi unánime de los 45 demócratas; lo incierto es que la suscriba un grupo suficiente de los 55 republicanos. Incluso los moderados en el campo republicano estaban ayer más tentados por la salida propuesta por su correligionario Orrin Hatch.

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El plan de Hatch consiste en lo siguiente: el Senado satisface el deseo de la acusación y acepta la comparecencia de algunos testigos -no necesariamente en persona, sus declaraciones escritas bastarían-, y luego, reconociendo que no existe la mayoría de dos tercios necesaria para declarar culpable al presidente, da por terminado el juicio.

Hatch añade que no haría falta aprobar ninguna censura simbólica del comportamiento presidencial, puesto que "el Senado proclamaría que el voto de impeachment aprobado en la Cámara de Representantes es ya la más alta forma de condena".

Primera fase

Con estas ganas generalizadas de liquidar la faena lo antes posible, el Senado concluyó ayer la primera fase del juicio, en la que la acusación y la defensa han dispuesto de tres días cada una para presentar sus hechos y argumentos, y los senadores, de dos para hacerles las preguntas que consideren oportunas.A partir de aquí, nada está claro. El Senado se reunirá mañana para decidir qué hace: si liquida o no el asunto de inmediato; si acepta o no la comparecencia de testigos.

Monica Lewinsky, cuya presencia ante el Senado reclama la acusación, representada por 13 miembros de la Cámara de Representantes, viajó ayer desde su residencia de Los Ángeles a Washington.

La juez federal Norma Holloway Johnson acababa de sentenciar que Lewinsky está obligada a comparecer de nuevo ante el fiscal Kenneth Starr, y que éste podrá estar acompañado por los congresistas republicanos.

La ex becaria de la Casa Blanca llevaba semanas negándose a entrevistarse con los legisladores que representan a la acusación, que terminaron pidiendo y consiguiendo la colaboración de Starr para obligarla a acudir a la capital federal.

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