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GERALDINE CHAPLIN | ACTRIZ

"El cine español se olvidó de mí"

Elsa Fernández-Santos

"Mírala, mírala... ésa, ésa es la hija de El Gordo y El Flaco". La anécdota, que sucedió en un mercado de Madrid, nos remonta a los años en que Geraldine Chaplin, hija de Charlie Chaplin y Oona O'Neill, vivía en España. Han pasado 20 años desde que la actriz se retiró de la cinematografía española, a la que ahora regresa convertida en una madre hippy retirada en la Costa de la Muerte en la película de Xavier Villaverde, Finisterre.Bailarina primero, cuidadora de elefantes después y, finalmente, actriz a pesar de su padre ("para él, era una profesión indecente"), Geraldine Chaplin afirma que hoy trabaja poco, "en lo que puedo". "Y no me hable de vacaciones, no es la palabra correcta", añade sonriendo. En España ("El cine español se olvidó de mí", asegura) no trabaja desde que en 1979 rodó Mamá cumple 100 años, dirigida por el que fue durante 12 años su compañero, el cineasta Carlos Saura, con el que tiene un hijo y junto al que realizó siete filmes. En aquellos años, la actriz también trabajó con Rivette, Robert Altman y Resnais, entre otros cineastas. "En aquel momento controlaba mi carrera, y creo que llegué a ser exactamente lo que quería ser. Pero luego, supongo que por la edad, las cosas han ido cambiando, y ya no es igual. Me conformo con lo que va saliendo".

La actriz habla con "orgullo" de su apellido, porque a él, dice, le debe todo. "Me abrió todas las puertas y me las sigue abriendo. Es como cuando era niña y en el colegio le decía a una compañera: "Déjame que te copie el examen y te invito a mi casa para que conozcas a Charlot". Los enchufes hay que utilizarlos. No sé, si fuera bellísima, no se me ocurriría rajarme la cara para que me quisieran por mí misma. Yo he aprovechado las ventajas de la vida para vivirla bien".

En Finisterre, Geraldine Chaplin (que en los últimos años ha trabajado en papeles secundarios junto a Jodie Foster en A casa por vacaciones y con Scorsese en La edad de la inocencia) interpreta a una hippy estancada en el tiempo. "He conocido a muchas mujeres así. Yo, en los años sesenta, me creía una hippy, pero sólo me vestía como una hippy". La película también refleja a una familia disgregada y conflictiva, "¡como la mía¡", salta la actriz. "Yo me fui a los 17 años de casa, pero volví a los 20, y, desde entonces, la relación con mis padres fue perfecta. Las relaciones con mis padres y mis hermanos fueron siempre absolutamente exageradas. Siempre apasionadas. Supongo que mi padre veía en nosotros todo lo que odiaba de sí mismo. Él quería hijos arquitectos, ingenieros o médicos, y ninguno de los ocho fue a la universidad. Hasta tengo una hermana que tiene un circo...".

La actriz cree que con sus hijos no cometerá los errores que cometieron con ella sus padres; sin embargo, dice que tampoco le gustaría que se dedicaran al cine. "Pero por razones diferentes a mi padre. A él simplemente le parecía poco decente. A mí no me gusta porque creo que se necesita ser a la vez sensible para poder interpretar, e insensible para que no te afecte todo lo que ocurre y se dice a tu alrededor".

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Sobre la firma

Elsa Fernández-Santos
Crítica de cine en EL PAÍS y columnista en ICON y SModa. Durante 25 años fue periodista cultural, especializada en cine, en este periódico. Colaboradora del Archivo Lafuente, para el que ha comisariado exposiciones, y del programa de La2 'Historia de Nuestro Cine'. Escribió un libro-entrevista con Manolo Blahnik y el relato ilustrado ‘La bombilla’

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