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EL PODER EN RUSIA

El banquero Smolenski

No es probable que Alexandr Smolenski pueda permitirse en el futuro previsible repetir su gesto de regalar 50 kilos de oro para la cúpula de la moscovita catedral de Cristo Salvador, reconstruida recientemente en los terrenos en los que el régimen soviético la sustituyó por una piscina.Esos tiempos ya pasaron, tal vez para no volver. Este licenciado en Economía de 44 años, casado y con dos hijos, al que le gusta pasear y jugar al golf, condenado y encarcelado por estafa en tiempos soviéticos, comenzó a forjar su fortuna con el reciclaje y venta de materiales de construcción, antes de llegar, en 1989, a la presidencia del banco comercial Stolichni, reconvertido en 1997 en el SBS Agro.

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Este banco -segundo del país por el volumen de sus depósitos y primero en el sector privado- es la base de su poder, y la fuente de la mayoría de sus actuales quebraderos de cabeza. Incapaz de pagar a los ahorradores que exigían su dinero y de responder a sus deudas, después de jugar a la especulación antes que al negocio bancario convencional, el SBS Agro ha sido intervenido por el Estado, que intentará sanearlo. Ocurra lo que ocurra, será difícil que Smolenski conserve el control. Ha sido una de las principales víctimas de la crisis del pasado mes de agosto.

El diario Izvestia le galardonó en 1998 con el simbólico premio de Oligarca del Año, no ya por sus méritos, sino porque, pese a todo, se las arregló para seguir en activo y salvar el pellejo, aunque su lucha por evitar la caída en el abismo está lejos de haber concluido.

Aunque participó en el nacimiento de la cadena de televisión NTV y del diario Segodnia, su presencia en el mercado mediático es apenas visible.

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