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Hutchinson se centra en la obstrucción de la Justicia

No se trata de revelar nuevas pruebas, que no las hay, sino de ordenar y presentar las evidencias existentes de la forma más cristalina y perjudicial para Bill Clinton. Y eso es lo que hizo, de forma magistral, el diputado republicano de Arkansas Asa Hutchinson, a última hora del jueves, en una intervención ante el Senado que la prensa en EEUU considera que puede llegar a ser muy dañina para el presidente. Hutchinson, un antiguo fiscal, centró su discurso en la acusación de obstrucción de la Justicia, el segundo punto de los cargos que sostienen el impeachment. Según el relato de Hutchinson, Clinton realizó una secuencia de siete actos con el objeto de obstruir la Justicia: sugirió a un testigo [Monica Lewinsky] que falseara su testimonio en el caso de Paula Jones; intentó personalmente, y a través de su abogado Vernon Jordan, conseguir un trabajo para Lewinsky a fin de conseguir su cooperación; modificó el testimonio de otro testigo, su secretaria Betty Currie, acerca de sus encuentros con la becaria; dijo falsedades ante el Gran Jurado; ordenó que se ocultaran pruebas solicitadas por el juez [al pedir que Betty Currie recuperara algunos regalos que él le había hecho a Lewinsky]; permitió que su abogado Robert Bennett mintiera en su nombre, también en el caso de Paula Jones; y, finalmente, mintió sobre su relación con Lewinsky a sus colaboradores y asesores cercanos para que ellos transmitieran esa mentira en su testimonio ante el Gran Jurado y para que, posteriormente, le defendieran en una campaña pública para recuperar su imagen. Montaje contra la Justicia ¿Interfirió Clinton de un modo u otro en el desarrollo legítimo de un proceso judicial? Para los republicanos, contestar que sí a un planteamiento tan vago basta en apariencia para justificar la acusación de obstrucción de Justicia. Y según dijo Hutchinson el miércoles, tal cosa puede deducirse de cualquiera de los siete capítulos de la saga, que reconstruyó sobre una pizarra. "Una conducta personal inapropiada no es un crimen, o una ofensa digna de destitución", empezó diciendo Hutchinson, "ni tampoco es un crimen obstruir o esconder hechos o relaciones personales para evitar la vergüenza. (...) Pero en este caso ha habido un montaje llevado a cabo para obstruir la administración de la Justicia. Y eso es ilegal". En otras palabras, la exposición de Hutchinson dejó en manos de los senadores la decisión sobre si el fin de Clinton justifica los medios que empleó para alcanzarlo.

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