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TURBULENCIAS EN LOS MERCADOS

La mecha encendida en el polvorín de Latinoamérica

Fernando Gualdoni

¿Por qué Brasil se ha convertido en una amenaza para la estabilidad económica mundial? Todos los analistas coinciden en apuntar dos razones. Una: en los últimos años, tras el plan de estabilización -el llamado Plan Real-, Brasil se ha convertido en el principal receptor de la inversión extranjera directa. Dos: su influencia económica regional ha aumentado significativamente a través del Mercosur y se ha consolidado como un gran exportador mundial.Y como receptor de capitales extranjeros, ¿cuál es la magnitud de la amenaza de Brasil a España y a otros grandes inversores en América Latina? Un experto del Banco Santander lo explicaba así: "Si Brasil fuera una empresa y quebrara, el cierre le costaría al Santander la pérdida de un 5% de sus beneficios. No es significativo, pero los inversores temen que si cae Brasil, detrás va Argentina y, por contagio, toda la región latinoamericana (...)". Y eso ya son palabras mayores. La cuenta de resultados se vería mucho más afectada, y eso puede dejar a un banco muy tocado. Toda esta incertidumbre explica la caída de más del 10% de las acciones de este banco, del BBV y BCH el miércoles, así como las de Telefónica, Endesa e Iberdrola (por debajo del 10%). A juicio de fuentes bancarias "eso es desproporcionado".

El Santander ha invertido 450.000 millones de pesetas en las nueve mayores economías latinoamericanas hasta el 30 de septiembre pasado, y entre todas representan el 26,9% de los activos de la entidad en Latinoamérica, que ascienden a un total de 42.700 millones de euros (7,13 billones de pesetas). De ese 27%, entre Brasil y Argentina suponen casi el 10%. En el caso del BBV, sus activos en Brasil suman 4.600 millones de euros (760.000 millones de pesetas), un 3,3% del total. En toda América Latina tiene activos por casi cinco billones de pesetas.

Según el analista del Santander, el impacto de una crisis latinoamericana sobre los activos de los dos mayores bancos españoles es mucho menos grave de lo que parece. Incluso existen varios estudios de entidades independientes, como Merrill Lynch y Salomon Smith Barney, o agencias de calificación de riesgo, como Moody"s o S&P"s, que destacan la fortaleza de la banca española en su propio mercado. De hecho, estos bancos, así como el BCH, Argentaria o Caja Madrid, siguen haciendo inmersiones en la zona, como la reciente de la primera de estas entidades en el Banco Galicia de Argentina.

Fuertes intereses

Salomon Smith Barney, en su informe sobre Instituciones Financieras Extranjeras en América Latina de 1998, resalta que es inevitable el impacto de una crisis sobre los resultados de las filiales de la banca extranjera en la región, y, en consecuencia, sobre los beneficios de sus casas matrices. Lo mismo ocurre en el caso de otras empresas, como Telefónica, que ha invertido 4.800 millones de euros (unos 800.000 millones de pesetas) en Brasil en 1998 y tiene activos en Argentina, Perú, Venezuela, Chile, Colombia y Puerto Rico. Endesa ha invertido 2.080 millones de euros (unos 350.000 millones de pesetas) y está presente en Chile, Colombia y Argentina. Mientras que Repsol ha dedicado 2.800 millones de euros (465.000 millones de pesetas) a Ecuador, Perú y Argentina, donde puja ahora -con bastantes pocas posibilidades- por comprar el 35% de YPF. Iberdrola ha apostado todas sus fichas en Brasil, país en el que ha invertido 1.630 millones de euros. Existen otras muchas empresas con intereses fuertes, alguna de las cuales ha llegado de la mano de las citadas anteriormente. En total, las empresas españolas invirtieron casi 3.000 millones de euros en América Latina tan sólo hasta el primer semestre del año 1998.

Los portavoces de estas empresas, así como los analistas, subrayan que las inversiones son a largo plazo. Pero el traspié ha sido mayor del esperado y sus consecuencias negativas pueden ser muy importantes. Ésta es la verdadera preocupación de los inversores y el problema de las empresas, aunque sólo se atrevan a decirlo en voz baja.

Sobre el impacto de la crisis brasileña en la región latinoamericana el mejor ejemplo lo da Argentina. Brasil es el mayor socio comercial de su vecino del sur (el 30% de las exportaciones argentinas se dirigen al mercado brasileño) y todo lo que le sucede repercute de inmediato en la economía financiera argentina. El miércoles, la Bolsa de Buenos Aires cayó un 10,37% tras el derrumbe de São Paulo y pese a que ésta logró una leve recuperación gracias a Wall Street.

Aunque la dependencia de los restantes países latinoamericanos es menor, todos los analistas sostienen que si hay una fuerte devaluación de la divisa brasileña el efecto se trasladará al resto de las monedas de la región. Ya en octubre pasado, los rumores de una posible devaluación del real empujó a una devaluación de la moneda venezolana y colombiana sin olvidar que la causa fundamental de esas depreciaciones fue la propia situación económica de ambos países por la crisis financiera global.

"Lo que Brasil contagia a sus vecinos es el nerviosismo de los inversores", explicaban ayer expertos mexicanos a la agencia Efe. Esta opinión es la que sostienen muchos analistas desde octubre. Al aumentar el riesgo del país, los inversores que especulan se retiran y obligan al Gobierno a aumentar los tipos de interés para retener ese capital. El aumento de los tipos provoca una carga extra sobre los intereses de la deuda en riesgo y los inversores piensan que todo se desploma. Y para que no sigan retirando su dinero, el Gobierno vuelve a subir los tipos hasta crear un círculo vicioso cada vez más difícil de romper.

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Sobre la firma

Fernando Gualdoni
Redactor jefe de Suplementos Especiales, ha desarrollado la mayor parte de su carrera en EL PAÍS como redactor de Economía, jefe de sección de Internacional y redactor jefe de Negocios. Es abogado por la Universidad de Buenos Aires, analista de Inteligencia por la UC3M/URJ y cursó el Máster de EL PAÍS y el programa de desarrollo directivo de IESE.

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