La Alhambra, en órbita
"Ha sido un vuelo suave, cortico, un viajecillo de ná". Para el español Pedro Duque, el traslado de la tripulación del Discovery de Madrid a Granada, ayer tarde, fue cosa de niños. Como los centenares que le esperaban a la salida del aeropuerto para aclamar a los que, según rezan los carteles que el Ayuntamiento ha pegado por toda la ciudad, son "los últimos héroes del espacio". Y así fueron recibidos. Era tal el revuelo que hasta les cantaron Americanos, de la película Bienvenido Mr. Marshall. Los astronautas pusieron a la Alhambra en órbita. Los siete tripulantes del Discovery llegaron a Granada a las 18.55 horas en un vuelo regular de Aviaco. Medio centenar de reporteros los aguardaban a pie de pista. Nada más bajar del avión, Duque fue abordado. "¿Que qué esperamos de esta visita? Pues que no nos agobien mucho", bromeó. "Y ver los monumentos". Unos metros más allá, el senador John Glenn, el más veterano de la tripulación, prometió regresar a la ciudad después de este viaje: "Es que es demasiado poco tiempo para ver algo tan bonito: volveré en el futuro", dijo. La estancia en Granada, ciudad estrella de su gira española, tiene una apretada agenda para sólo un día y medio. Anoche, los astronautas se fueron al restaurante Chikito, y degustaron un menú elegido expresamente para ellos que tenía entre sus platos fuertes unas Delicias Mercury MA-6, en honor a la anterior misión de Glenn, y una Fantasía espacial, además de jamón alpujarreño, buen chorizo y vino de la tierra. "Esperamos ver en Granada muchas cosas bonitas y que el resto de la tripulación se vaya bien, con un buen recuerdo", dijo Duque en el aeropuerto. "Sobre todo la Alhambra". Después, en tono más ladino, pensando tal vez en la fiesta que se les ha preparado para esta noche, añadió: "Y el Sacromonte". Hoy está prevista, a primera hora, una visita a la Alhambra y el Generalife y, posteriormente, un recorrido por la Capilla Real, la Alcaicería y el centro de la ciudad. Tras un almuerzo en el Carmen de los Mártires, los astronautas se desplazarán al Parque de la Ciencias, en donde dejarán las huellas de sus manos para que, posteriormente, se haga un molde de bronce con ellas. Los responsables municipales estudiaban ayer la posibilidad de cambiar el protocolo de la visita para que, a media tarde, los astronautas puedan contemplar la Alhambra desde el Mirador de San Nicolás, cuya luz les alabó Clinton como "la puesta de sol más bella del mundo". El protocolo les había preparado "la puesta de sol" para las ocho de la tarde... en plena noche. Después acudirán al Palacio de Congresos para hablar ante 2.000 jóvenes y contestar a todas sus preguntas y, tras la cena en el Palacio de los Córdova, con una imagen nocturna del monumento nazarí, se irán de juerga flamenca a una cueva del Sacromonte. La jornada de ayer fue intensa para Duque, que por la mañana estuvo de visita en el colegio de su infancia, el Miguel Blasco Vilatela, de Madrid, donde los alumnos, de entre 9 y 12 años, lo sometieron a un tercer grado que él aceptó gustoso. Las preguntas no eran nada desdeñables: "¿Cómo se ve desde el espacio el agujero de la capa de ozono?", o "¿Has visto algún asteroide?", o "¿Cómo bebes en el espacio?". Pero la respuesta que más entusiasmó fue cuando le preguntaron qué era lo que más le gustaba del colegio de pequeño. "El recreo", dijo. Los niños estallaron en aplausos. Tanto, que propusieron rebautizar el colegio y llamarlo Astronauta Pedro Duque.
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