El halcón cae en picado
Un estudio de la Consejería de Medio Ambiente revela que la población de halcón en Madrid está en peligro
La población de halcón común o peregrino corre peligro en Madrid. A pesar de buscar las cuevas más recónditas, los acantilados más abruptos y otros lugares de complicado acceso, las 62 rapaces de este tipo que hay en la región pierden territorios. Mientras que en 1997 había 31 parejas de halcones, en 1998 se contabilizaron dos menos. El número de pollos que ha logrado volar del nido se ha reducido: de las 41 crías de halcón que se independizaron de sus padres en 1997, el año pasado han sido 31. Estos datos se desprenden del estudio Censo, seguimiento y vigilancia de la población de halcón peregrino en la Comunidad, que ha elaborado la Consejería de Medio Ambiente con el ánimo de preservar a esta valiosa rapaz y su ecosistema. "El fracaso de la población y el número de parejas que no han criado en la presente temporada ha sido muy alto", se lee en el estudio.El halcón peregrino es un cazador especialista. Su cuerpo lo ha diseñado la naturaleza para lanzarse en picado a por sus presas (la mayoría conejos, ratones, otras aves y demás) a más de 200 kilómetros por hora.
Cada pareja o cada individuo delimita el territorio en el que viven. En la región hay 64 parcelas de halcón, de las que 31 están vacías. De las 33 ocupadas, en 29 habita una pareja, y en cuatro, sólo individuos solteros. De las 33 ocupadas, 21 están amenazadas por la presencia del hombre. No hay un solo nido en la región que no corra ese riesgo.
Hay tres grandes núcleos de población de halcones en la Comunidad: toda la sierra, de norte a oeste, el pie de la sierra y la campiña de las cuencas fluviales de los ríos Jarama, Tajo, Tajuña y Henares. Las parcelas de la sierra son las que menos riesgo corren por la presencia humana, pero han sido las más abandonadas por los halcones durante el año pasado: sólo nueve de las 21 están habitadas.
El motivo hay que buscarlo en la meteorología adversa: "La fría primavera pasada, con días de granizo y nieve, agravados por fuertes vientos de componente oeste, ha provocado el que muchos halcones hayan abandonado los cortados para dirigirse a otras zonas más bajas de la montaña", según explicó ayer el director general del Medio Natural, José Javier Fernández Santamaría. Los halcones abandonaban los nidos de picachos como el de Abantos o el del Alto Manzanares por otros más cálidos en el valle de Lozoya. De las cuencas fluviales de la campiña madrileña destaca la población de halcones del río Jarama, con 11 nidos ocupados, frente a las 15 parcelas habitables. Le sigue la del río Henares, con cinco ocupadas de las ocho existentes. En esta cuenca destaca la desaparición de la pareja de la zona conocida como Virgen del Val, expoliada el año pasado. El mayor grado de desocupación se presenta en la cuenca del Tajuña: sólo dos de sus 12 territorios están ocupados. El tramo bajo de este río se ha quedado desierto. "Históricamente había cinco parejas. Pero son ya escasos los cortados de esa cuenca que no tienen una construcción humana en la base del cortado. La proliferación de chalés y urbanizaciones en la vega hacen muy difícil la recuperación de la especie en la zona", se lee en el informe de la consejería. En la cuenca madrileña del Tajo viven dos parejas.
La reproducción del halcón ha sido escasa: de las 29 parejas madrileñas sólo 16 han puesto huevos. En tres de los nidos, las crías no han llegado a nacer. Y sólo en 11, los pollos han logrado desarrollarse hasta volar del nido. Especialmente dramática fueron las peripecias de los cuatro pollos de una pareja de halcones de San Fernando. Los técnicos regionales observaron que los pollos estaban desnutridos. Un veterinario del Centro de Recuperación de Buitrago de Lozoya rescató al más pequeño y le trasladó al hospital de animales. Poco después, otro de los pollos se cayó del nido y se hizo un fuerte hematoma en la zona del omóplato. También tuvo que ser trasladado al centro veterinario. Días después, un vigilante de Medio Ambiente observó que la madre halcón sacó al tercero de sus pollos ya muerto del nido. El cuarto y único hijo que le quedaba fue anillado, pero días después se cayó del nido y se lesionó una pata, por lo que acabó en el hospital con sus otros dos hermanos. Su futuro es oscuro: "Es difícil que los pollos que se han lesionado gravemente puedan ser devueltos a la naturaleza", señaló Santamaría.
Esta temporada no se ha contabilizado expolio alguno en nidos de halcón en la región.
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