La guerra del censo para el referéndum estalla en el Sáhara
El Polisario asegura que la ONU ha excluido de las listas a miles de votantes propuestos por Marruecos
Los saharauis exiliados en los campos de refugiados de Tinduf confiaban en que 1998 iba a ser el año del referéndum de autodeterminación largamente esperado. Ha pasado casi un cuarto de siglo desde que España abandonó su colonia norteafricana y sus jaimas de lona siguen plantadas en la inhóspita hamada, el desierto de piedra del suroeste de Argelia. Y son ya siete años de alto el fuego entre las fuerzas de Marruecos y del Polisario, agitados por las tensiones de un plan de paz patrocinado por Naciones Unidas que sólo avanza a trompicones.El acuerdo de Houston -alcanzado en septiembre de 1997 gracias a la mediación del exsecretario de Estado norteamericano James Baker, como representante personal del secretario general de la ONU, Kofi Annan- devolvió la esperanza a los refugiados de Tinduf. También infundió optimismo a la comunidad internacional: el del Sáhara Occidental, junto con el de Chipre, es uno de los conflictos más antiguos bajo supervisión de Naciones Unidas.
Pero llegó la fecha pactada en Houston, el 7 de diciembre de 1998, y no hubo urnas en el desierto. Veinte días después, el jefe de la diplomacia del Frente Polisario, Salem Uld Salek, volvía a lanzar desde Argel la amenaza que los líderes saharauis habían guardado en la recámara tras la mediación de Baker: reanudar la "lucha de liberación", es decir, la guerra contra Marruecos.
Lo cierto es que, por el momento, la única batalla que se libra en el Sáhara es la disputa por el censo de votantes que deben decidir sobre la integración en el reino de Marruecos o la independencia del territorio. El último listado confeccionado por las autoridades coloniales españolas fijaba en unos 75.000 el número de electores, una cifra con la que el Polisario coincide y que Marruecos rechaza abiertamente al exigir la inclusión de tres grupos tribales -denominados H41, H61 y J51/52 en la jerga de la Misión de Naciones Unidas para el Sáhara (Minurso)- que suman unas 65.000 personas.
"Las maniobras de Marruecos han fracasado. De los 147.000 identificados por la Minurso sólo 84.000 han sido aceptados como votantes", advierte en Madrid Omar Mansur, delegado del Frente Polisario en España, quien considera que "la pelota está ahora en el tejado de Rabat", después de que la parte saharaui haya aceptado las últimas condiciones del secretario general de la ONU para reactivar el proceso de paz y celebrar el referéndum a finales de 1999.
El pasado 1 de diciembre la Comisión de Identificación de la Minurso comunicó tanto a los dirigentes marroquíes como a los saharauis los resultados del proceso de identificación registrado desde 1994, con sus correspondientes observaciones. Diez días después, Kofi Annan detallaba en su informe al Consejo de Seguridad que, ante la posición del Gobierno de Marruecos y la ausencia de medidas prácticas sobre el terreno para convocar el referéndum, se había decidido no hacer pública la lista provisional de electores, como estaba previsto, el mismo 1 de diciembre.
El Polisario revela ahora que la Minurso ha excluido a 63.000 posibles electores, supuestamente presentados por Marruecos, por no reunir ninguno de los requisitos del plan de paz, y fija una cifra de votantes que se aproxima más al censo español de 1974 y, por tanto, a las aspiraciones de los saharauis exiliados en los campamentos de Tinduf. Mansur asegura también que, hasta el momento, sólo se ha incluido a 603 miembros de los tres grupos tribales en disputa.
"Los talleres étnicos montados por el ministro del Interior marroquí, Dris Basri, para preparar a sus candidatos han sido un fracaso", asegura Mansur, quien cree que Rabat se encuentra ahora en un callejón sin salida tras la visita a la zona del secretario general. Antes de que finalice el mes de enero, cuando vence la última prórroga dada a la Minurso por el Consejo de Seguridad, Marruecos debe dar una respuesta clara a Kofi Annan.
Los datos del delegado del Polisario en España, confirmados por fuentes diplomáticas saharauis en Naciones Unidas, abren un nuevo frente en la guerra por el censo del referéndum. Pero en un campo de batalla surcado por las dunas, las palabras se desvanecen a veces como un espejismo.
Poco después de que el secretario general de la ONU rindiese su último informe al Consejo de Seguridad sobre la situación en el Sáhara Occidental, en Rabat se filtraba a la prensa un supuesto plan del propio Annan para llevar a cabo la partición del territorio de la excolonia española, de forma que al norte de Dajla (la antigua Villa Cisneros) quedaría integrado en Marruecos, y al sur, federado con Mauritania (véase EL PAÍS del pasado 22 de diciembre). Un portavoz del secretario general de la ONU lo desmentía inmediatamente: "Nunca hemos oído hablar de esa propuesta". Para el Polisario, la hipotética división del Sáhara era tan sólo "un bulo y un globo sonda de Marruecos", en palabras de Omar Mansur.
Las fuentes diplomáticas españolas consultadas aseguran que no tienen noticia de la comunicación de los resultados de la Comisión de Identificación a los responsables marroquíes y saharauis. "En la sede de Naciones Unidas no han trascendido esos datos, pero hay rumores insistentes sobre una exclusión de candidatos a votantes del censo para el referéndum; en cualquier caso", agregan las mismas fuentes, "las cifras de las que habla el Polisario parecen muy elevadas".
Aunque la crisis desatada el pasado noviembre en Irak obligó a Kofi Annan a interrumpir su gira por el noroeste de África, el secretario general culminó su primera visita oficial a la región y se entrevistó con todas las partes implicadas: Marruecos y el Frente Polisario, así como Argelia y Mauritania. Respecto a su reunión con los líderes saharauis, el 30 de noviembre, Annan afirma lacónicamente -apenas dos líneas- en su informe al Consejo de Seguridad: "En Tinduf, los dirigentes del Frente Polisario expresaron su aceptación oficial del conjunto de medidas
[propuestas por la ONU]".
A la hora de relatar su visita a Marraquech, los días 10 y 11 de noviembre, el secretario general recurre al más clásico estilo diplomático en un largo párrafo: "
[Las autoridades marroquíes] manifestaron su preocupación por ciertas disposiciones (....), en particular la aplicación simultánea de los principios de identificación y apelación (...), y argumentaron que la publicación de la lista provisional de electores en esta etapa desencadenaría reacciones públicas negativas". ¿Será 1999 el año del referéndum del Sáhara?
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