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El PSOE renuncia a promover la paridad legal antes de junio

La iniciativa socialista de reformar la ley electoral anunciada en verano, en estudio hasta después de las municipales y autonómicas

Gabriela Cañas

A finales de agosto, las mujeres del PSOE ya tenían preparada una iniciativa legal para reformar la ley electoral y promover que todas las listas contengan un mínimo de un 40% de cada sexo. Su presentación era inminente (véase EL PAÍS del 31 de agosto pasado). Cuatro meses después, la iniciativa no sólo no ha visto la luz, sino que el partido ha renunciado a presentarla antes de las elecciones locales de junio.Aquí también hay división de opiniones en el seno del partido, y es muy fácil adivinar quiénes se sitúan en cada bando. Mientras la secretaria de la Mujer, Micaela Navarro, trabaja incansable por lograr informes legales a favor, y la diputada y abogada Cristina Alberdi se indigna por las "maniobras dilatorias", el secretario general Joaquín Almunia y el candidato José Borrell muestran en este asunto un consenso inquebrantable: la reforma electoral es un asunto espinoso porque puede chocar con la Constitución.

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La reforma que propugna el PSOE consiste en modificar el artículo 44 de la ley electoral mediante la adición de un apartado que rezara: "No se dará curso a ninguna candidatura que no contenga una participación equilibrada de hombres y de mujeres que no supere el 60% ni sea inferior al 40% de uno u otro sexo y que mantenga esa proporción en todos los tramos de la lista".

El partido consideró también la opción de establecer sanciones o estímulos para los partidos que promuevan en sus cargos electivos la participación de mujeres, pero finalmente los esfuerzos se centran en fijar porcentajes.

Esfuerzos que consisten, fundamentalmente, en plantear un debate público sobre el asunto, como explica Micaela Navarro, miembro de la Ejecutiva socialista. "Nos gustaría que la propuesta saliera ya adelante, pero también es sensato abrir el debate a la sociedad". De momento, el partido ha pedido informes a una docena de constitucionalistas (Carmen Calvo, entre ellos). Sus conclusiones deberían estar en manos del PSOE a finales de enero. A partir de ahí, el partido emprenderá una campaña que se sumará a las de otras asociaciones, como la Fundación Dolores Ibárruri o la Coordinadora Española para el Lobby Europeo de Mujeres, que ya han presentado las suyas con escaso eco en los medios de comunicación.

Promesas de las primarias

Tropezar con la inconstitucionalidad de una medida de discriminación positiva es, oficialmente, el principal obstáculo de la iniciativa. Para Cristina Alberdi es, sin embargo, un argumento con poco peso jurídico tras el cual se escudan todos los que no están a favor de promocionar a la mujer y no se atreven a confesarlo."Hay que recordar", dice Alberdi, "que tanto el secretario general del partido como el candidato prometieron en la campaña de las primarias llevar adelante este asunto. Lo hicieron seguramente para ganarse el voto femenino y ahora se han olvidado de ello. Es vergonzoso".

Navarro asegura que tanto Borrell como Almunia apoyan la iniciativa, pero el pasado martes el secretario general del partido advirtió a este periódico de que tal iniciativa era "sólo una idea" y el candidato no veía más que problemas en la misma.

El PSOE ya aprobó en su 34º Congreso, celebrado en 1997, una medida de carácter interno similar a la propuesta que ahora se plantea incluir en la ley electoral. De hecho, muchas socialistas aseguran que nadie como Felipe González, que dimitió en ese mismo congreso, las ha apoyado tanto. La afiliación femenina del PSOE es sólo del 24,69%, por debajo de otros partidos situados a su derecha, como PNV (38,30%) y PP (29,70). Sin embargo, los estatutos internos del PSOE obligan a cumplir ese mínimo del 40% de uno de los sexos en sus candidaturas. Sólo IU tiene una norma similar. El PP ha mostrado su disconformidad con la discriminación positiva y tanto CiU como PNV ni siquiera se lo han planteado.

Sin embargo, las mujeres del PSOE son optimistas respecto a los apoyos que su iniciativa pueda conseguir. Recuerdan que la derecha no se ha opuesto en Francia a la reforma constitucional y aseguran que muchas mujeres del PP están personalmente a favor de aplicar cuotas. "Está claro que sólo por inercia no alcanzamos la democracia paritaria", dice la directora del Instituto Vasco de la Mujer, Txaro Arteaga. "Vivimos en una sociedad profundamente androcéntrica y, por tanto, estamos hablando de cambios de gran calado".

Las socialistas se escandalizan ante la actitud obstrucionista de su correligionarios masculinos mientras hacen notar cómo partidos como el PP encargan a las mujeres responsabilidades de primera línea. Y hay más. Hace un par de semanas, el presidente de la Comunidad de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón, del PP, afirmaba públicamente: "Si ha habido discriminación negativa, no nos podemos conformar con rechazarla formalmente porque entonces se fija y mantiene esa discriminación. Si buscamos una verdadera justicia, hay que aplicar la discriminación positiva".

Déficit en los ayuntamientos

Retrasar la entrada de la iniciativa parlamentaria del PSOE es perder un tren que sólo pasa cada cuatro años. La representación política de las mujeres en Ayuntamientos (6,53%) y parlamentos autónomos (19,58%) está por debajo de su participación en el Congreso (22%) o en el Europarlamento (27,64%). A las últimas elecciones locales no le habían precedido ni la Cumbre de Pekín ni el firme compromiso de la Unión Europea de defender la democracia paritaria.

Aun sin cuotas, el avance, aunque tenue, es continuo. En las últimas elecciones celebradas en España, las vascas, las mujeres alcanzaron un nuevo récord: son el 29% del Parlamento de Vitoria.

"El problema es que las elecciones locales aportan mando", dice Alberdi, "y los hombres no están dispuestos a cederlo". Micaela Navarro está de acuerdo con Almunia en que a veces el problema se plantea en pequeños pueblos, donde ni siquiera el PSOE cuenta con candidatas suficientes para cumplir su norma interna, un argumento que Alberdi rechaza por falaz.

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Sobre la firma

Gabriela Cañas
Llegó a EL PAIS en 1981 y ha sido jefa de Madrid y Sociedad y corresponsal en Bruselas y París. Ha presidido la Agencia EFE entre 2020 y 2023. El periodismo y la igualdad son sus prioridades.

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