Publicada la edición definitiva de "Juan Ramón de viva voz"
El primer volumen reúne las notas de Juan Guerrero hasta 1931
En la juanramoniana colina de Los Chopos, en la Residencia de Estudiantes, de Madrid, se presentó ayer el primer volumen de los dos de que consta Juan Ramón de viva voz, un tupido tejido de confianza y amistad, documento insustituible para conocer a Juan Ramón Jiménez y la poesía española de su tiempo, que Juan Guerrero Ruiz, desde la veneración y el respeto, fue anotando durante años, y que la editorial Pre-Textos acaba de publicar, en edición definitiva y completa de Manuel Ruiz-Funes.
Manuel Ruiz-Funes, Miguel García-Posada y Andrés Trapiello se encargaron de presentar y enjuiciar "este adensamiento de una hermosa amistad", en palabras de Ruiz Funes, entre el poeta por excelencia de la literatura española de este siglo y Juan Guerrero Ruiz. El joven Guerrero, que había nacido en Murcia en 1893, conoce en 1913 en Madrid, en la pensión Arizpe, en la calle Villanueva, número 5, a Juan Ramón Jiménez, el 27 de mayo: "Acabo de pasar cerca de dos horas escuchando la dulce palabra del poeta más espiritual de España, me atrevería a decir del universo", anota en la primera página de lo que sería este monumental diario "por persona interpuesta".Es éste el comienzo de una amistad ("una amistad ejemplar", escribiría Ricardo Gullón, "sólo cortada por la muerte") y el comienzo de una impresionante biografía oral de Juan Ramón Jiménez; 33 años de confidencias que Juan Guerrero Ruiz ("sólo desde la veneración se puede entender este libro", comentó Trapiello), con caligrafía de secretario de Ayuntamiento y fe de notario, fue reuniendo en cientos de cuartillas que constituyen este Juan Ramón Jiménez de viva voz, cuyo primer volumen abarca de 1913 a 1931 (el segundo, que concluye en 1936, cuando Juan Ramón se exilia, se publicará dentro de unos meses).
En 1961, con prólogo de Ricardo Gullón (si García Lorca había denominado a Juan Guerrero "cónsul general de la poesía española", Gullón lo llamaría "el juanramoniano mayor del reino"), apareció en Ínsula una primera edición, bastante aligerada por motivos de censura y autocensura. La prudencia de la familia y allegados que consideraron que la fama de lengua viperina de Juan Ramón ("no tenía más lengua de cuchillo que muchos de sus contemporáneos", puntualizó García-Posada; "son más las bondades que las maldades", aseguró Ruiz-Funes) podía herir a muchos que, en el exilio interior o exterior, estaban todavía vivos, aconsejó esa autocensura.
Miguel García-Posada y Andrés Trapiello se repartieron los papeles para complementarse. El primero se centró en el poeta, y el segundo, en la obra en cuestión. "Nunca un poeta -dijo García-Posada- ha sido tan calumniado como lo fue él. Es preciso reivindicar a este poeta laborioso y liberal". "A partir de esta obra de Juan Guerrero", señaló Trapiello, "se puede escribir una época, una época gloriosa en poesía. Posiblemente Juan Ramón sea más de lo que aquí aparece, pero sin este libro nunca se podrá hacer el retrato ideal del poeta. De ahí su importancia, la importancia de esta edición".
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.