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Un cuarteto de viento de la Orquesta de Euskadi estrena una obra para virtuosos

El maestro García Álvarez dedica la pieza al grupo de cámara Daxa

Mikel Ormazabal

El compositor Francisco García Álvarez (Valladolid, 1959) asistió ayer en San Sebastián al estreno de su obra Cuarteto número 1 para flauta, oboe, clarinete y piano, interpretada por el grupo de cámara Daxa, compuesto por músicos de la Orquesta Sinfónica de Euskadi. Los 18 minutos que duró la interpretación exigieron a los instrumentistas el empleo de "un gran virtuosismo" para sortear las complejidades rítmicas incorporadas por el maestro en esta pieza para viento, que ha sido compuesta ex profeso para el citado cuarteto.

El concierto del grupo Daxa cerró ayer el ciclo de los Matinées (Mediodías) de Miramón de 1998 y toda la atención se enfocó en la destreza instrumental que emplearon los cuatro músicos para franquear "los problemas rítmicos y de color" que García Álvarez incorporó en los pentagramas de Cuarteto número 1: "Es una obra compleja porque he pretendido sacarle todo el jugo a las propias dificultades de los instrumentos", reconoció el maestro vallisoletano. "Francisco ha escrito una obra muy difícil; nosotros vamos a intentarlo". Así de escueta fue la presentación que hizo el músico Carlos Rosat del estreno de esta obra para viento. Cuarteto número 1 fue un encargo realizado, de amigo a amigo, por los componentes de Daxa, un grupo formado en 1995 a partir de la inquietud artística de estos por "desarrollar un campo poco conocido en general como es el de la música de cámara". Bastó que García Álvarez asistiera a un ensayo general hace un mes para dar su conformidad y elogiar "la dedicación de estos músicos a mi obra", cuyos planteamientos técnicos de la composición están formulados "sin ningún tipo de complejidad en cuanto al lenguaje musical, y sí en el trato que exigen los cuatro instrumentos que lo componen", matizó el profesor. "Nos ha colocado un reto muy complicado", apuntó ayer el flautista Carlos Rosat. Reconocimiento en pie En el marco de la sede de la Orquesta Sinfónica de Euskadi, en San Sebastián, Carlos Rosat (flauta), Rafael Alonso (oboe), Juan Navarro (clarinete) y Patxi Aizpiri (piano) -un barcelonés, dos valencianos y donostiarras, por este orden- obligaron al compositor a aguantar de pie durante algunos minutos mientras el público le rendía su reconocimiento y celebraba la interpretación de los músicos. "Han estado exquisitos", sentenció el compositor. El momento culminante sucedió en el intermedio del programa, porque el concierto se abrió con una obra de Malipiero y se cerró con Concierto a Cinque, de Ghedini, que ayer se interpretó por segunda vez en la historia después de su estreno en la Scala de Milán en 1968. Al término de la audición, el milanés Marco Caratto (fagot), también miembro de Daxa, felicitó a sus compañeros. En adelante, la obra de García Álvarez engrosará en el repertorio -"éste era otro objetivo del encargo"- de este grupo de cámara que intercala los conciertos didácticos con la participación en el Festival de Música de Cárama de La Antigua (Zumárraga) y en los Conciertos Comentados que organiza Kutxa, entre otros certámenes. Para el futuro tienen previsto dar conciertos en Santander, Valladolid, Ciudadella (Menorca) y en varias localidades catalanas.

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Sobre la firma

Mikel Ormazabal
Corresponsal de EL PAÍS en el País Vasco, tarea que viene desempeñando durante los últimos 25 años. Se ocupa de la información sobre la actualidad política, económica y cultural vasca. Se licenció en Periodismo por la Universidad de Navarra en 1988. Comenzó su carrera profesional en Radiocadena Española y el diario Deia. Vive en San Sebastián.

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