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Crítica:FLAMENCO
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Música y cante dirigidos hacia Bagdad

Me preguntaba yo, durante el concierto, qué podrán humildes músicas y cantes jondos contra las bombas de la maquinaria de guerra más poderosa del mundo, y se me helaba el corazón. ¡Qué van a poder!La fatalidad quiso que menos de 24 horas antes de que comenzara un acto programado con antelación los misiles volvieran a brillar como estrellas en el cielo de la noche iraquí. No voy a entrar en si este pueblo añade a sus desgracias la de estar gobernado por personajes inadecuados. No era esto lo que motivaba el concierto, sino dar testimonio de un embargo internacional despiadado cuyas terribles consecuencias pagan en primer lugar niños, mujeres, enfermos y otros inocentes. Menese aludió a las fechas prenavideñas que vivimos, e hizo ese cante de campanilleros de Manuel Torre que dice: "A la puerta de un rico avariento / llegó Jesucristo y limosna pidió, / y en lugar de darle la limosna / los perros que había se los azuzó...".

Música y cante dirigidos hacia Bagdad

"Con Irak, por el fin del embargo". Enrique de Melchor (guitarra en concierto), José Menese (cante) con Antonio Carrión (toque), Nassir Shamma (laúd), Luis Cobos, Manglis (guitarra). Centro Cultural de la Villa, 17 de diciembre.

Quienes azuzan los perros no quisieron esta vez dejar pasar la ocasión de sujetar la jauría. El arte, cuya bondad es natural y propia, alza su voz pidiendo que cese el hostigamiento, que se deje vivir en paz a un pueblo herido y humillado.

Y Nassir Shamma, iraquí considerado el mejor laudista del mundo, tocó algún tema estremecedor sobre la tragedia de su país, el más impresionante aquel en que, según explicó un traductor, murieron 800 niños carbonizados en un refugio en donde estalló un misil en la guerra del Golfo de 1990. Es depositario de la tradición mesopotámica cuatro veces milenaria de instrumentos de cuerda, y en cierto modo heredero de aquel cantor bagdadí llamado Ziryab (Pájaro Negro), que en el siglo IX se instaló en la corte cordobesa de Abderramán II, donde fue hombre en extremo influyente y creó un conservatorio de música andaluza que algunos toman como referente remoto de nuestro arte flamenco. Shamma es un verdadero virtuoso del laúd. En otro de los temas que interpretó demostró su recuperación de técnicas de hace 4.000 años, cuando se tocaba el instrumento pulsando las cuerdas con los dedos de ambas manos, y no con púa en la derecha, como se hace hoy. Otro de los temas, de gran espectacularidad evidentemente, pero también enormemente difícil, que él hizo casi en su totalidad con sólo la mano izquierda, fue una adaptación de su autoría para que pueda ser interpretada por lisiados que tengan un solo brazo.

Enrique de Melchor, Menese, Manglis y todos los demás -que, por supuesto, actuaron desinteresadamente- estuvieron a la altura de las circunstancias, en un concierto en que la música no era lo prioritario, sino el vehículo de un acto humanitario, secundado por un público perfectamente solidario que incluso manifestó a veces su ideario político.

Todo esto acaso sea baladí cuando las bombas caen sobre aquella tierra infortunada, pero aun así quiero creer que la acción benéfica del arte no será en vano.

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