El DNI y la España de dos velocidades
En la España del euro, del AVE y las autopistas, uno de los mejores países para vivir, según los estudiosos, siguen dos lacras del pasado al más puro estilo Larra: la justicia es una, pero es un tema tan importante, que hasta que no les quiten el título de abogado a los que paralizan sus leyes, con su aplicación y con su ejercicio no conseguiremos nada, y son demasiados; por tanto, en ese terreno poca esperanza tengo. En el terreno de las relaciones de cada español con la Administración a través del funcionario creo que algo podría empezar a mejorar.Mi padre nació en 1922 y se llama Antonio; cuando se sacó el documento nacional de identidad coincidió en el mismo mes con otra persona del mismo nombre y dos apellidos, y a ambos les asignaron el mismo DNI. ¿Es posible? ¡Lo es! ¿No se ha podido arreglar? ¡No, nunca! Todo esto, a lo largo de los años de la vida de mi padre, le ha generado innumerables problemas, con Hacienda por
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ejemplo, ya que unas veces le aparecía un cigarral en Toledo; otras, otros bienes, y el esfuerzo para convencer a los inspectores de Hacienda no era pequeño, aparte de las sanciones que siempre caían por aquello de no hacer la visita "de balde".
Cuando se ha jubilado no han terminado sus problemas; el último es la Seguridad Social, que ahora detecta dos pensiones incompatibles, una de mi padre y otra de su sombra, y que, en vez de arreglar el problema cuando se le informa de la razón, exige la carga de la prueba al administrado (y no es fácil obtenerla, lo aseguro).
Señores de la Seguridad Social, cuando la culpa es de la Administración no es de recibo pedirle al administrado que les resuelva el entuerto. ¡Trabajen un poquito!; de verdad, no mata.- .
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