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Acaba la guerra de los fondos científicos en la UE

El V Programa Marco de Investigación y Desarrollo europeo nace con mucho retraso

El miedo al futuro, el dinero y hasta el orgullo han sido los culpables de que el V Programa Marco, que regulará la investigación y desarrollo de toda la Unión Europea en el período 1999-2002, haya estado en un tris de no aprobarse este año. Las consecuencias no hubieran sido agradables: el programa vigente, el cuarto, hubiera finalizado sin heredero, dejando sin financiación ni perspectivas a cientos de grupos de investigación europeos. Finalmente, in extremis, a altas horas de la noche del 17 de noviembre las partes implicadas en la negociación llegaron a un acuerdo, y el V Programa Marco deberá ser aprobado oficialmente en el Consejo de Ministros del 22 de diciembre.Aún así, es demasiado tarde para evitar un lapso de varios meses entre el IV y el V Programa Marco. Las primeras convocatorias de contratos, que hubieran debido salir como tarde el próximo enero, no se publicarán antes de marzo o abril. Lo mismo ocurre con las primeras becas de formación, que no se concederán antes del 2000. Y para mayor suspense, el V Programa Marco nace amenazado por la maliciosamente llamada cláusula guillotina, que en la práctica lo coloca bajo el riesgo de que se paralice durante varios meses, aún después de aprobado.

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A pesar de todo, la comisaria Edith Cresson ha expresado su gratitud por el esfuerzo de las partes implicadas y ha declarado que el acuerdo "evitará cualquier interrupción en la financiación de los proyectos europeos de investigación". Es un suspiro de alivio tras una negociación abigarrada que ha durado año y medio y durante la que Cresson llegó incluso a amenazar con retirar el programa si no se aprobaba el incremento presupuestario, en su opinión indispensable, en parte para compensar la inflación.

Protagonistas

Los protagonistas de la historia son tres: la Comisión, el Consejo de Ministros de la UE y el Parlamento Europeo. El papel de la Comisión es presentar el Programa; el de las otras partes, enmendarlo y finalmente aprobarlo. En caso de que esto no ocurra la burocracia comunitaria prevé un proceso de conciliación, que efectivamente ha tenido lugar.El dinero fue desde el principio un escollo. La Comisión empezó pidiendo un presupuesto de 16.300 millones de ecus, pero el Consejo contraatacó con 14.000 millones de ecus, poniendo en grave riesgo el programa de becas a los laboratorios. La respuesta de Cresson no tardó en llegar: con esa cifra era imposible cumplir las iniciativas, incluyendo algunas actividades del Centro Común de Investigación -varios organismos directamente dependientes de la UE, emplazados en distintos países. El Parlamento, un tanto inesperadamente, se alineó con la Comisión en lo referente al presupuesto. Pero fue prolijo en criticar otros aspectos, y de hecho el programa inicialmente presentado por Cresson sufrió varias redacciones. Fruto de ellas es, entre otras cosas, el gran cambio en la estructura global del programa. En vez de los 18 programas específicos en que se organizaba el anterior, éste sólo tiene cuatro programas temáticos y tres horizontales.

La concentración se debe a la insistencia de que el Programa Marco debe "poner énfasis en la competitividad económica y las necesidades sociales", reza una nota de prensa de la Comisión. Hay "necesidad de parar la extensión de los recursos observada en el IV Programa, y de conseguir un umbral crítico en las áreas prioritarias identificadas en las que no bastan los esfuerzos nacionales", continúa.

La reagrupación ha llegado pareja a un nuevo y maquillado estilo en los nombres de los programas. Así, el correspondiente a Tecnologías de la Información se llama ahora La creación de una sociedad de la información amigable para el usuario. Y el tradicional de Medio Ambiente pasa a ser La preservación del ecosistema.

Además, estos programas incluyen 22 acciones clave dedicadas a tratar aspectos concretos, como La población que envejece; Salud, alimentación y factores ambientales; Nuevas perspectivas de la aeronáutica; Desarrollo sostenible y calidad del agua o La ciudad del mañana y la herencia cultural.

A estas acciones clave estarán vinculados los 17 grupos de consejeros que se crearán -otra novedad-, integrados por 300 miembros elegidos en concurso abierto. "Edith Cresson ha recordado su propósito de que haya una representación significativa de mujeres en los grupos de asesores", explica la Comisión. Efectivamente, el 27% de los consejeros son mujeres, a pesar de que sólo el 10% de los candidatos lo eran.

Otro punto de fricción en la negociación ha sido la mencionada cláusula guillotina, que inicialmente tenía el más inocente nombre de cláusula pasarela. Ha sido, sobre todo, una aportación española, muy apoyada, eso sí, por Grecia y Portugal. De hecho es ella la causa de que algunas voces en los pasillos de Bruselas culparan a España de entorpecer las negociaciones.

Cláusula guillotina

La cláusula guillotina es simple: representa el miedo de los países menos ricos de la Unión a que el Programa Marco se comiera una parte excesiva de los presupuestos globales comunitarios para el período 2000-2006, la Agenda 2000. Estos presupuestos, que deberán aprobarse en los próximos meses, incluyen en su tercera partida los de I+D, pero también los fondos de cohesión. Vistas las dificultades por las que atraviesa la Agenda 2000, España temía que al final ésta resultara incompatible con el presupuesto, ya aprobado, del V Programa Marco. Tras el correspondiente tira y afloja la cláusula se ha incluido. Implica que si efectivamente hay colisión de intereses, el V Programa Marco puede ser interrumpido mientras se llega a un acuerdo. Esto puede suponer "un parón de varios meses", estima Julio Royo, responsable de I+D de la Representación Permanente de España en Bruselas. Pero eso es en su opinión "poco probable", dado que "a la hora de aprobar la Agenda 2000 seguramente se tendrá en cuenta lo ya aprobado para el Programa Marco". Mientras tanto, Consejo y Parlamento se pusieron en septiembre de este año sin acuerdo a la vista sobre el presupuesto global. El Consejo se acantonó en sus 14.000 millones de ecus, hasta el punto de que el 12 de noviembre rechazó una propuesta de 15.000 millones de ecus pero contraofertó 14.950 millones de ecus. "Esto indicaba que el aumento se concedía, pero que algunos estados se negaban a abandonar la barrera simbólica de los 14.000 millones con que habían empezado las negociaciones", explicaba el boletín Research Europe en noviembre. Ya inmersos en pleno proceso de conciliación, el tiempo corría en contra. Pero el final feliz llegó, con el acuerdo del 17 de Noviembre.

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