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Schröder insiste en que a Alemania no se le puede exigir que aporte más de lo que puede y debe dar

Pilar Bonet

La integración europea puede verse perjudicada si se le exige a Alemania que aporte más de lo que este país puede y considera justo dar. Este fue el mensaje central que transmitió ayer el canciller federal, Gerhard Schröder, ante el Bundestag (Cámara baja del Parlamento), en un debate dedicado a las perspectivas de la presidencia alemana (enero-junio de 1999) de la Unión Europea (UE) y a la cumbre que comienza hoy en Viena.En un discurso más dominado por los problemas prácticos que por las visiones filosóficas, el canciller adoptó, sin embargo, un tono menos expeditivo que el martes, cuando se dirigió a un congreso del Partido Socialdemócrata.

Aprobar la Agenda 2000 (el complejo de reformas necesarias para la ampliación de la UE) en una cumbre extraordinaria en marzo es uno de los objetivos prioritarios de Alemania. Pocas semanas han bastado al ministro de Exteriores, Joschka Fischer, para convencerse de que cerrar las reformas de las cuales depende la ampliación de la UE es un trabajo complejo. El jefe de la diplomacia alemana manifestó que "será enormemente difícil llegar a un compromiso, porque los países del sur, sobre todo, defienden el estado de sus posesiones con uñas y dientes".

Fischer manifestó que su Gobierno no se cansará de "explicar" a sus socios que Alemania no tiene el margen de maniobra financiero del pasado. "No puede haber ningún compromiso más a cualquier precio, porque no podemos pagar cualquier precio, porque no podemos poner 10.000 millones de ecus más sobre la mesa para alcanzar un compromiso sobre la Agenda 2000", dijo el ministro.

En el Bundestag se evidenció que el resquebrajamiento de los mitos del pasado ha comenzado ya y afecta a la política europea de Helmut Kohl, intocable hasta hace poco. Los dirigentes rojiverdes alemanes, enfrentados ya a las incómodas cuestiones pecuniarias con las que no lidiaban antes, dan a entender que no están dispuestos a aceptar que Kohl quede como un generoso europeo, mientras a ellos les corresponde la ingrata tarea de regatear los céntimos.

Schröder insistió en que Alemania había pagado a la UE 22.000 millones de marcos netos, más de lo que había recibido de la caja común y recordó que su país asume el 60% de los pagos netos al presupuesto europeo. Señaló que algo falla cuando países como Luxemburgo, Dinamarca o Bélgica, que tienen una renta per cápita superior a Alemania, son receptores netos, señaló.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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