"Si la peana es más importante que la escultura, vamos mal", dice Luna
Roberto Luna, sevillano de 49 años, con experiencia en rehabilitación de edificios barrocos y en el montaje de espacios para exhibir arte contemporáneo, es un arquitecto de museos atípico. Explica, por ejemplo, que conoce la vieja batalla entre arquitectos y artistas sobre las características que deben tener los museos de arte contemporáneo. Y parece estar a favor de los artistas. "Si la peana es más importante que la escultura, vamos mal", afirma. "Entiendo a los artistas y comprendo su situación. Tal vez sea porque visito museos desde los 17 años y soy consciente de lo que pasa: un rodapié puede estropear una exposición". En la Fábrica Casarramona no habrá rodapiés. El suelo será industrial, las paredes blancas -no podía hacerse de otra manera, afirma, aunque sabe que en función de las exposiciones es fácil cambiar el color-, el techo dejará a la vista la bóveda y el cierre de las ventanas -el edificio es generoso en aberturas de luz- se matizará mediante un cerramiento interior móvil que permitirá utilizar la luz natural en función de las necesidades y, al mismo tiempo, esconder las instalaciones de aire acondicionado, que estarán situadas a media altura. Todo el centro tendrá un cableado que permitirá instalar sin problemas montajes electrónicos de todo tipo. La altura de las naves, de cinco metros, asegura también la capacidad para todo tipo de obras y el suelo será resistente, a prueba de las toneladas, por ejemplo, de algunas de las esculturas de Richard Serra propiedad de La Caixa. "El edificio es magnífico, un buque insignia del modernismo. A mí y a todos los relacionados con el arte lo que nos encanta es el espacio interior, porque es idóneo para el arte contemporáneo", afirma Luna. "El proyecto intenta que sea apto para todo tipo de soporte artístico, tanto los actuales como los que pueda deparar el futuro". Minimalismo Como arquitecto, Luna se considera seguidor, "por supuesto", del minimalismo, y su referente en cuanto a centros de arte sería la reforma de la Tate Gallery, de Londres, que realiza Jacques Herzog. "Últimamente se han abierto muchos museos en España y querría que éste fuera un contrapunto a esta arquitectura flamígera que ha predominado", afirma Luna, que, al igual que otros arquitectos de su generación, considera que los maestros indiscutibles han sido Moneo, Sáenz de Oiza y Coderch. No hay muchos proyectos como el de la Fábrica Casarramona en España y, en el ámbito europeo, Luna es tajante: "Lo que no quiero hacer es, precisamente, el Musée d"Orsay". "Supongo que lo que ocurre es que me gusta mucho el arte contemporáneo y cuando algo te gusta no le pones al lado cosas que lo tapen", añade.
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