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Narros describe el horror del amor en "Los enamorados"

"No cabe duda de que el amor sería el castigo más terrible de la tierra si hiciera a los amantes tan furiosos y desgraciados como a los protagonistas de mi comedia". En pleno siglo XVIII y en esos términos se expresaba el autor italiano Carlo Goldoni sobre Los enamorados, una de sus obras de madurez, que esta noche, bajo la dirección de Miguel Narros y del escenógrafo y productor Andrea d"Odorico, se estrena en el teatro Campoamor de Oviedo.En Los enamorados, Goldoni reproduce intencionadamente los arquetipos de las máscaras de la Comedia del"Arte, género que marcó la vida literaria del autor. D"Odorico, italiano como Goldoni, recuerda que el autor dedicó gran parte de su vida a intentar hacer un nuevo teatro para la clase a la que pertenecía: la burguesía, a la que radiografió despiadadamente.

Los cuatro personajes serios de Los enamorados serían las parejas de enamorados (interpretadas por Enrique Simón, Aurora Sánchez, María Álvarez y Pep Munné,) y los cómicos serían los dos protagonistas maduros (Emilio Laguna y Víctor Villate) y los dos arlequines, o zannis, transformados aquí en Toñino (Víctor Dogar) y Chupanísperos (Blaki).

Realismo y ópera

Miguel Narros recuerda que, además de la Comedia del"Arte, hay otros elementos que marcan esta obra, como su realismo ("anticipándose al realismo decimonónico", dice Narros) y el poseer una estructura operística de drama musical, aspecto este último que el director teme que se pierda un poco en la versión en castellano. "Hay todo un enfrentamiento, dibujado sutilmente por el autor, entre la vieja y nueva burguesía y la aristocracia arruinada, pero para mí lo más interesante de la obra es el tratamiento que da a la mujer, sobre todo teniendo en cuenta que proviene de un autor que era un tanto misógino", afirma Narros, quien no duda en calificar la obra de propuesta feminista en la que la fuerza mental y la inteligencia recaen en los personajes femeninos.Para el director, la actualidad de la obra es total: "Nos habla de agresiones domésticas, profundiza en caracteres psicológicos y habla de una sociedad enferma donde los dos miembros de una pareja se aguantan, pero no se soportan; ahí es donde veo una actitud feminista al no aceptarse las formas sociales del amor ni sus ritos".

En cuanto al protagonista masculino, Narros no muestra ninguna piedad hacia él: "Es agresivo, conservador, facha, y piensa que el honor está por encima de todo... Es una obra que podría decirse que pertenece al teatro prerrevolucionario, chejoviano, un teatro escrito en un momento en el que la gente intuye que tiene que pasar algo, porque se está viviendo en una sociedad en decadencia, que se está rompiendo. No es casual que la relación entre los protagonistas sea tan sadomasoquista".

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