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El Gobierno pone fin al caos urbanístico junto a los ríos con un plan que ordena sus márgenes

Los ríos vascos dejarán de soportar la presión humana que hasta ahora han venido aguantando y que les ha conducido a presentar problemas de contaminación. El Gobierno pretende terminar con el urbanismo desordenado y exagerado, es decir, con la invasión hasta los cauces de polígonos industriales y de edificaciones mal planteadas. Para ello ha elaborado el Plan Territorial Sectorial de Ordenación de Márgenes de los Ríos y Arroyos de Euskadi, que será aprobado por el Gobierno en funciones y determina los metros que tienen que separar a las edificaciones de las riberas.

Esta distancia se regula en base a tres tipos de consideraciones: hidráulicas (se establecen diferentes tramos en los ríos en función de la capacidad de sus orillas para evacuar el agua en caso de grandes avenidas); urbanísticas (se distingue entre los ámbitos ya desarrollados y las zonas con potencial de nuevos desarrollos) y medioambientales (si hay vegetación de ribera bien conservada). En el caso de superposición de alguna normativa, se aplicará la que suponga un mayor grado de protección de los valores medioambientales. El ámbito de aplicación del plan lo constituye el conjunto de las franjas de suelo de 100 metros de anchura situadas a cada lado de la totalidad de los cursos de agua de las cuencas hidrográficas cantábricas vertientes en las provincias de Vizcaya y de Guipúzcoa, desde su nacimiento hasta su desembocadura en el mar, así como las franjas de suelo de 200 metros de anchura situadas en el entorno de sus embalses. El plan para los ríos de la vertiente mediterránea (los que pasan por Álava) está en fase de elaboración, pero incluirá las mismas exigencias que se recogen para el resto de los ríos vascos. Los fondos de los valles El problema de presión sobre los cauces fluviales es más agudo en Vizcaya y en Guipúzcoa. Todos los asentamientos humanos, toda la actividad, tanto industrial como residencial, se asienta en los fondos de los valles. Ello repercute desfavorablemente sobre los ríos. Las Directrices de Ordenación Territorial (DOT), aprobadas durante la pasada legislatura, ya establecen algunos criterios generales de ordenación de las márgenes. Pero en las propias DOT se adquiere el compromiso de redactar un plan para ajustarse mejor a las necesidades del territorio. Así, el Departamento de Ordenación del Territorio, que dirige en funciones Patxi Ormazabal (EA), ha estudiado cada río, desde su envergadura hasta la situación en la que se encuentran sus riberas. Con estos datos ha elaborado el Plan de Márgenes, donde se recoge el diagnóstico de todos los ríos y sus afecciones y se proponen los retiros mínimos dependiendo de que los márgenes sean suelos consolidados urbanísticamente o suelos que se van a desarrollar en el futuro. El director de Ordenación del Territorio, Juan Ignacio Izeta, resalta que el río es "un elemento valioso y hay que respetarlo. No se pueden colgar las casas del río ni impedir que haya vegetación o unos árboles para que den sombra porque el empuje del hombre lo coloniza todo de forma desordenada". "La ordenación que planteamos", añade, "permite, dentro de unas condiciones, el urbanismo. Pero siempre teniendo en cuenta que el río y su preservación es lo importante". El plan ordena las márgenes de los ríos según su componente medioambiental, hidráulica y urbanística. La normativa a fijar a cada punto de los ríos será el resultado de aplicar las tres razones de forma conjunta. Atendiendo a consideraciones medioambientales -los recursos que existen en las márgenes de los ríos que hay que tener en cuenta en la futura ocupación de los cauces-, se distinguen cuatro zonas especiales: márgenes con zonas de interés naturalístico preferente; con vegetación bien conservada; zonas con riesgo de erosión o deslizamientos, y orillas con necesidad de recuperación. Los tramos Desde el punto de vista hidráulico se hace una división por tramos de los ríos (no se considera un río de manera indiscriminada desde que nace hasta su desembocadura). Se establecen tramos en función de la cuenca afluente, que guarda relación con las aguas que van a fluir a un determinado tramo del río. Generalmente proceden de algún afluente o porque la inclinación de la pendiente hace que viertan en esa dirección. Se mide todo el área de influencia de la cuenca, de manera que el nacimiento del río se corresponde con el tramo 0 porque apenas recibe agua de ninguna cuenca, mientras que los tramos V o VI suelen ser los que mayor superficie en kilómetros cuadrados de cuenca afluente tienen (más de 400 kilómetros cuadrados). Esta consideración es muy importante dado que, cuanto mayor sea la cuenca afluente, las riberas que coincidan con esos tramos tendrán que estar más despejadas y ser más amplias para poder recibir el mayor caudal de agua en momentos puntuales. El conjunto de los cauces incluidos en el plan también cuentan con una división en zonas pormenorizada de sus márgenes según cual sea su nivel de desarrollo urbanístico general.

Arroyos al descubierto

El director de Ordenación del Territorio, Juan Ignacio Izeta, destaca una novedad del Plan de Ordenación de Márgenes. Por primera vez se introduce la prohibición de cubrir los arroyos. Hasta ahora, algunos pequeños riachuelos eran cubiertos por necesidades, generalmente, de las obras. El Departamento de Ordenación ha llegado a un acuerdo con la dirección de Aguas, dependiente de la consejería de Obras Públicas, para que no se pueda tapar ningún cauce de agua que tenga una cuenca afluente de más de un kilómetro cuadrado. Cuando existe una cuenca menor suele tratarse de fuentes de insalubridad y es mejor que se tapen, según los especialistas. "Hay que respetar los riachuelos y ordenar sus márgenes con arreglo al plan porque también son elementos fundamentales de nuestro territorio", enfatiza Juan Ignacio Izeta. "Sólo podrá admitirse", prosigue, "la condición de que es inevitable taparlos cuando concurran los supuestos de infraestructuras y en los casos especiales de cabeceras de cuenca en áreas de intensa urbanización". En este tipo de márgenes se plantean retiros mínimos de la edificación y la urbanización más exigentes que en las riberas de las zonas urbanas ya desarrolladas: van desde 12 metros para la edificación (casas o fábricas) hasta los 35 cuando el tramo coincida con la cuenca más grande.

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