El amor, la vida y la muerte como temas básicos
En la soledad, o en cualquier otra estancia, es donde se ha de desarrollar el tema, cuyos espacios Juan Rulfo tenía claros: "No existen más que tres temas básicos: el amor, la vida y la muerte. No hay más; así es que para captar su desarrollo normal hay que saber cómo tratarlos; qué forma darles; no repetir lo que han dicho otros. El tratamiento nos lleva a decir las cosas de otro modo".En esa búsqueda se confirma que la regla de oro de la prosa es que no hay reglas, "excepto las que fija el autor", afirma el escritor y catedrático británico David Lodge. Uno de sus ejemplos es el de Nabokov con el inicio retórico, pasional, de Lolita: "Lolita, luz de mi vida, fuego de mis entrañas. Pecado mío, alma mía. Lo-li-ta: la punta de la lengua emprende un viaje de tres pasos desde el borde del paladar para apoyarse, en el tercero, en el borde de los dientes. Lo-li-ta".
Puesto el escritor en lides, ha de tener tres prácticas irrenunciables. La primera la da Borges: guardarse el secreto de la historia, porque, "si se revela lo que se escribe, se tiene la convicción de haberlo ya escrito". La segunda es ofrecida por Julio Cortázar, al recordar cómo en sus inicios debió tenerse mucha fe frente a una permanente desconfianza en sí mismo. Y la tercera la había cantado Voltaire mucho antes, al asegurar que la "forma segura de aburrir a la gente es contarlo todo".
Como estos consejos, los libros en el mercado desvelan otros 3.333 trucos, cuyo acertijo para lograr una obra lo simplificó Miguel Ángel en una frase al terminar el Moisés. Tras un "¿cómo lo hizo?" respondió: "Quitando del bloque de mármol lo que sobraba".
El ahorcamiento
Ernest Hemingway dejó otro consejo más: "Digamos que el que decide escribir debería ahorcarse cuando descubre que escribir bien es intolerablemente difícil. Entonces, alguien debería salvarlo sin misericordia y su propio yo debería obligarlo a escribir tan bien como pudiera durante el resto de su vida. Así, cuando menos, tendría la historia del ahorcamiento para comenzar".Salvado el "pero", y decidido a avanzar, al novicio le habrá llegado el momento de encomendarse a Scherezade: "Pues lo que os contaré la próxima noche, si el rey me deja vivir, es mucho más extraordinario aún".
Algunos de los libros que guardan estas claves son: Cómo se escribe una novela, de Silvia Adela Kohan (Plaza & Janés); El arte de la ficción, de David Lodge (Península); El oficio de escritor, de Ana Ayuso (Talleres de Escritura Creativa de Fuentetaja), y La escritura dramática, de José Luis Alonso de Santos (Castalia).
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